Es la estimación de la organización ambientalista basada en un estudio de la Universidad Nacional del Centro de Buenos Aires, que analizó los escenarios de producción de los proyectos offshore en el mar Argentino
En 2019, el Gobierno Nacional adjudicó la licitación más grande de los últimos 30 años para ampliar la frontera de explotación petrolera en la plataforma continental argentina: bloques en las cuencas Argentina Norte, Malvinas Oeste y Austral.
El CAN 100 -el más grande de la cuenca Argentina Norte- está frente a la costa sudeste de la provincia de Buenos Aires (a la altura de Mar del Plata), comprende un área de 15.000 km2, lo que equivale a 75 veces la ciudad de Buenos Aires, y está ubicado sobre el talud continental, principal corredor biológico del Mar Argentino.
Por este bloque, la empresa Equinor (la mayor de explotación de hidrocarburos de Noruega) presentó en mayo pasado un “Aviso de proyecto” para su perforación. “Es normal y común que haya derrames en este tipo de actividad y esta es una zona muy sensible donde muchos animales van a alimentarse, a reproducirse. Y sería una exploración en aguas muy profundas, la primera que se realiza en Argentina y en mares complejos. Hay muchos factores que hacen que sea una operación sensible e innecesaria en el momento histórico en el que estamos”, dijo a Infobae Luisina Vueso, coordinadora de la campaña de océanos de Greenpeace.
Greenpeace recreó uno de esos potenciales derrames para evaluar sus impactos, y concluyó que llegaría a las costas de Buenos Aires en 11 días y que se extendería hasta las costas uruguayas en 21 (Greenpeace)
Considerando la importancia que posee este bloque y las consecuencias de su explotación, la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires realizó un estudio que determinó que existen 100% de probabilidades de derrames a causa de la operación petrolera offshore en el Mar Argentino. Tomando ese análisis, la organización ambientalista realizó su propio modelo para demostrar cómo sería un posible derrame de petróleo y de qué manera impactaría en las costas.
La zona Can 100 fue identificada en 2014 por los principales científicos marinos designados por el Ministerio de Ambiente, como candidata a ser área marina protegida por su relevancia para los ecosistemas marinos y para la conservación de la biodiversidad.
“No hay manera de llevar a cabo esta actividad y a su vez proteger el mar, es una contradicción”, resumió Vieso sobre la imposibilidad de reducir el impacto una vez iniciada las perforaciones, cuya profundidad superaría los 4 mil metros, y acusó: “Si hay petroleras, habrá derrames en el futuro”.
En ese tono, exclamó: “Tenemos que frenar la expansión de la frontera. Todavía no inició la perforación, estamos a tiempo porque las consecuencias serían irreversibles para la flora y fauna marítima, pero también para las playas y las comunidades que viven de ellas”.
El modelo
La recreación toma como origen el bloque Can 100 y de acuerdo a la información del mencionado estudio, “un derrame de 990 barriles de petróleo, los cuales se descargan en el lapso de 2 horas, se dispersaría durante 672 horas (28 días). El evento modelado inicia el 18 de abril de 2020 a las 03.00 AM GMT, finalizando la descarga a las 05.00 AM de ese mismo día. El petróleo llegaría a las costas de Buenos Aires en 11 días e incluso se extendería hasta las costas uruguayas en 21 días”, detallan desde la organización.
Un estudio realizado por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, existe 100 % de probabilidades de derrames de petróleo por la operación petrolera offshore en el Mar Argentino (Greenpeace)
Al finalizar el modelo, tras 28 días, del total derramado, el 3.5% se dispersó naturalmente; el 1,5% se sedimentó en el fondo marino, el 65,2% se evaporó; el 26% permaneció en superficie y el 4,1% del total se encuentra en playas (0,2% en la costa de la provincia de Buenos Aires y 3,9% en la costa de la República Oriental del Uruguay).
La estadística muestra que ante eventos similares, las tareas de contención y recuperación solo logran que entre un 10 y 15 % del volumen total vertido sea recuperado.
“Este modelo es uno de los escenarios que pueden darse en el mar Argentino. No tiene sentido abrir una nueva frontera de explotación petrolera en medio de la crisis climática que estamos viviendo”, sostuvo Vueso y recordó que la ciencia fue clara en el último reporte del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) presentado hace semanas: “Para combatir el cambio climático, no puede haber ninguna nueva inversión en combustibles fósiles en ningún lugar y la eliminación gradual de la infraestructura de combustibles fósiles existente debe alinearse con el objetivo de 1,5 ° C”.
Animales afectados por el derrame de petróleo (Greenpeace)
En ese sentido, explicó que el Estado argentino tiene la oportunidad de dejar un legado en materia de protección ambiental y “dejar atrás la inversión en combustibles fósiles para avanzar rápidamente hacia una transición energética limpia”.
La propuesta de la empresa noruega “ya ha sido revisado por la Dirección Nacional de Exploración y Producción, dependiente de la secretaría de Energía”, avisaron desde la organización. Actualmente, se encuentra en manos del Ministerio de Ambiente, en la Dirección Nacional de Evaluación Ambiental.
“Ahora tienen la oportunidad de ponerle un freno al avance de la industria petrolera por sobre nuestro patrimonio natural, sentando un precedente para la protección del Mar Argentino. Está en sus manos dejar un legado en materia de protección ambiental, fundamental de cara a la emergencia climática que estamos viviendo”, sostuvo la coordinadora de la campaña de océanos de Greenpeace.
Para realizar este modelo de Greenpeace, se utilizó la aplicación GNOME sobre el entorno general de modelado operativo de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration), un conjunto de herramientas de modelado para predecir el destino y el transporte de contaminantes (como el petróleo) derramados en el agua.
Este modelo no contempla la dispersión de compuestos volátiles o evaporables del hidrocarburo derramado que al final del modelo representan 65,2% del volumen total.