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Sociedad

Alerta mundial de veterinarios por los perros de nariz chata: “Nacen para sufrir”

Cuestan desde 200 mil pesos y están de moda. Advierten que padecen muchos problemas de salud y ya hay clínicas especializadas para atenderlos.

Emmanuel Pereyra (39) está cenando en una de las mesas de la vereda de una charcutería gourmet de Belgrano. Abajo de la silla, con la panza aplastada contra la baldosa y las patas de atrás estiradas, está Latte, un cachorro de bulldog inglés.

El perro aprovecha el piso fresco y sólo levanta la cabeza para oler a Roberto, uno igual a él, pero de 5 años, que pasea con su tutor (hace tiempo que no se dice “dueño” en la comunidad perruna).

También se vuelve inevitable la interacción entre las dos personas.

¿Tuviste muchos problemas con él?“, pregunta Emmanuel. “Y…sabés que son perros complicados“, le responde.

Ya sabe.

Latte tenía consulta para saber si necesitaba una cirugía para que respire mejor. Ronca demasiado y a veces vomita. Y no sería la primera vez que entra al quirófano. A los tres meses lo operaron de los ojos por prolapso u “ojos de cereza”, algo también frecuente en la raza. Además, ya lo están tratando por sus granitos entre los dedos.

Quienes tienen perros de nariz chata se entienden sin hablar. Hay un meme muy popular en TikTok que se agrega como audio a los videos de bulldogs ingleses, bulldogs franceses o pugs. “I want problems always”. Quiero problemas siempre.

Latte, cachorro de bulldog inglés. Deben evaluar si una cirugía en su paladar le permitirá respirar mejor.Latte, cachorro de bulldog inglés. Deben evaluar si una cirugía en su paladar le permitirá respirar mejor.

Lejos del humor en redes sociales o de la literalidad de haberse comprado un problema, el debate ya es mundial sobre si es ético reproducirlos frente a las complicaciones de salud de estas razas.

Hace un año Noruega prohibió la reproducción de dos puntuales, bulldog inglés y cavalier king charles spaniel, “porque (por sus hocicos tan planos) experimentan sufrimientos incompatibles con la ley de protección de los animales“.

Ahora Países Bajos lo extendería para todos con la misma condición y, si se aprueba, ni siquiera se podrá hacer publicidad ni publicar imágenes de estos perros en las redes. El efecto contagio podría expandirse al resto de Europa.

En agosto el Colegio Real de Veterinarios de Reino Unido ya había pedido no criar más de los ingleses, porque “son una raza nacida para sufrir”.

En Argentina, en barrios como Palermo, Belgrano o Recoleta, donde parece que sólo tiran de la correa narices chatas, esta crisis no es nueva para los veterinarios. Cada vez hay más anuncios de clínicas especializadas para atender sus variadas afecciones.

A la par, nada parece desincentivar a quienes están dispuestos a pagar desde 200 mil pesos por un cachorro así de instagrameable.

Las asociaciones de rescatistas del país hace años que resaltan los problemas genéticos devenidos del comercio de animales domésticos y aprovecharon para reforzar el argumento de por qué, comparado con adoptar, comprar mascotas nunca es una buena idea.

Los bulldogs franceses son los perros más comprados de Argentina.Los bulldogs franceses son los perros más comprados de Argentina.

Caras y ruidos “simpáticos” que no lo son

“Que tu bulldog haga tantos ruidos no es tierno. Le está costando respirar”. El mensaje es contundente. La Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA, por sus siglas en inglés) emitió un comunicado alarmante.

Marcan la popularidad de estas razas como “dramáticamente alta” y hablan puntualmente de la braquicefalia –el nombre técnico que describe los hocicos cortos y la forma del cráneo– como una “crisis de bienestar canino emergente causada por el número cada vez mayor de perros de nariz chata”.

Estos perros son creados. Es producto de esas cruzas genéticas en pos de una estética “simpática” que tienen “características anatómicas exageradas” que pueden afectarlos seriamente. Lo peor es el Síndrome Obstructivo Respiratorio Braquicefálico (SORB), que incluye trastornos digestivos que los convierte en vomitadores crónicos.

“Con los bulldogs franceses ahora como la raza más popular en muchos países y también los bulldogs y pugs ingleses muy populares, la cría selectiva de una nariz demasiado corta creó perros cuya salud, en muchos casos, se ve comprometida por el bien de la ternura percibida. Simplemente, no es ético criar perros que luchan por respirar”, dijo en ese texto Peter Sande, director del Centro para el Bienestar de los Animales de Compañía de la Universidad de Copenhague.

Frente al resto de las razas, los de nariz chata tienen 30 veces más posibilidades de padecer enfermedades respiratorias graves. Viven apenas entre 8 y 10 años y muchos necesitarán alguna operación para mejorar su calidad de vida.

Por eso es que 200.000 veterinarios del mundo instaron a todas las autoridades de bienestar animal a guiar a los criadores para “cambiar la percepción” sobre estos perros. Que de ahora en más se críen con narices menos chatas. “Para que los respiratorios y otros problemas (digestivos, cutáneos, ortopédicos) no se transmitan”.

Las patologías más frecuentes son narinas estenóticas (orificios nasales estrechos), estenosis del vestíbulo nasal (bloqueo del ingreso de aire), sáculos laríngeos invertidos (dificulta aún más el paso del aire hacia la tráquea) y que tengan el paladar blando elongado.

El gran problema es que los tutores, muchas veces inadvertidos, reconocen en sus perros los ronquidos, ruidos y la regurgitación (signos clínicos de SORB), pero los consideran como “normales para la raza”.

Las correcciones quirúrgicas, según sea una o varias a la vez, van de los $50 mil a los $80 mil. Sin contar los estudios previos ni las consultas posteriores.

El mayor grado de mortalidad se da en estos meses de verano. Al tener las narices tan chatas, no pueden termoregular la entrada de aire, jadean permanentemente y sufren golpes de calor.

JoJo y Patty Pugdashian, dos Pugs, exhibidos en el American Kennel Club's (AKC) de New York en enero. Foto: ReutersJoJo y Patty Pugdashian, dos Pugs, exhibidos en el American Kennel Club’s (AKC) de New York en enero. Foto: Reuters

Se ven más que las croissants

En el censo 2022 no se preguntó si había mascotas en los hogares, lo que hubiese permitido su contabilización. Entonces, las cifras sólo son estimativas. Hay unos 10 millones de perros en el país. 5.700.000 en la Provincia de Buenos Aires (el 5% viven en la calle) y, según la Encuesta Anual de Hogares de 2018, 475.000 en la Ciudad.

Las estadísticas por raza las aporta a Clarín la Federación Cinológica Argentina (FCA). Al 1° puesto se sube el bulldog francés. Si en 2017 ya lideraba, cómodo, con 14.842 cachorros que se compraron “con papeles” ese año, sólo en 2022 se criaron 2.843 para reproducir y vender con pedigrí (La FCA emite la Transferencia: número de registro de la cría, nombre, fecha de nacimiento, variedad y color).

El bulldog inglés, con 3.221, estaba tercero hace seis años y el año pasado desapareció del top 10. El ovejero alemán se mantuvo segundo, seguido por el dogo argentino.

En 2011 un “frenchie” costaba 1.000 dólares. Se popularizaron tanto que hoy se consiguen por Facebook, Mercado Libre e Instagram por bastante menos. Flojos o no de papeles.

Estéticamente le compiten a los franceses, pero los pugs (de origen chino y unos 8 kilos) todavía no entraron en los primeros puestos de perros registrados. Sí están entre los más comprados.

“Cruzan animales cada vez más chatos por estética. La raza más predispuesta al síndrome del braquicéfalo es el bulldog francés. Se puso muy de moda y los tutores no averiguan nada. Normalizan patologías como ´esperables’ y eso lleva a que ante un leve ejercicio, excitación o calor, tengan una crisis respiratoria”, dice a Clarín Carina Passeri, especialista del Servicio de Enfermedades Respiratorias de la Facultad de Veterinaria de la UBA.

“Le sigue el pug”, comenta. Y un hallazgo común en esa raza, macroglosia y los cornetes aberrantes, no tiene resolución quirúrgica. Requiere atención especializada, con tratamientos para mejorar la entrada del aire.

“No se puede generalizar ni crucificar tampoco a la raza. Existen criaderos que mantienen el estándar racial más antiguo, con hocicos no tan chatos, que no tienen ningún problema respiratorio. Pero en la mayoría, alguna alteración que forma este síndrome presentan. También otra alteración muy común en los bulldogs franceses es la malformación vertebral“, sigue Passeri.

Desde la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (Ufema) de la Ciudad dicen a Clarín que la venta en criaderos ilegales de estas razas de nariz chata está tan extendida que, ante el alerta por los allanamientos, los comerciantes de animales trasladaron su actividad a Provincia, donde sí está permitido criar para vender.

Los problemas, los cuidados y el consejo

Mocca, la bulldog francés, fue operada en diciembre. "Nos podía tocar y nos tocó. No nos arrepentimos de elegir esta raza, porque somos responsables", dice Martín.Mocca, la bulldog francés, fue operada en diciembre. “Nos podía tocar y nos tocó. No nos arrepentimos de elegir esta raza, porque somos responsables”, dice Martín.

Martín Mosca y su pareja, Nacho, a fines de diciembre operaron a Mocca, una bulldog francés de 3 años y medio. Fueron dos cirugías a la vez: narinas y paladar blando elongado. Además, tiene 4 bulldogs ingleses (mamá y e hijos) a los que también tuvo que operar por paladar blando elongado.

“Si te gustan estas razas, se supone que leés y conocés que casi todos tienen los mismos problemas. Nos podía tocar y nos tocó. Pero la diferencia es que casi nadie los opera“, apunta.

“Llegamos al especialista por primera vez porque uno de mis perros se desmayó después de largar saliva. Y fuimos programando todas las operaciones, previas radiografías. Tenés que ser muy responsable. Mucho cuidado con su piel, sus ojos, o si se les hacen hongos. Pero si querés esta raza…son re cariñosos y juguetones”, agrega.

Ernesto Bruzzone tiene una bulldog francés “que nunca tuvo problemas”. Es el director veterinario de la primera clínica de la Argentina, en Ituzaingó, que 30 años atrás comenzó con las endoscopías. Dice, sin vueltas, que “a un amigo no le aconsejaría comprarse un perro de nariz chata”. Él hizo las cirugías de todos los perros de Martín y Nacho.

El veterinario especializado en las patologías digestivas de los perros "nariz chata", junto a Berta, su perra, en un control rutinario en su clínica. Foto: Juan Manuel FogliaEl veterinario especializado en las patologías digestivas de los perros “nariz chata”, junto a Berta, su perra, en un control rutinario en su clínica. Foto: Juan Manuel Foglia

Sólo en 2022 en su centro se operaron 300 perros de estas razas. La mayoría, bulldogs franceses. “En pandemia fueron muchos más. Tenemos pacientitos que vinieron desde Córdoba, Ushuaia, de todo el país, porque no podían respirar. La gente invierte mucho dinero en ellos”, cuenta Bruzzone a Clarín.

Dice que, en los últimos años, de 10 perros que entran a su instituto 4 son de nariz chata. Llegan por fatiga, hipersalivación, o porque se agitan mucho dando una vuelta manzana.

“La prohibición no lleva a nada. Si somos conscientes de no reproducir animales de tal manera y sí de otra (seleccionando genéticamente según un modelo más saludable) se va a dar el cambio. Hoy a una perra la hacen tener 7 crías. Y su descendencia, muy bonita, no es funcional fisiológicamente“, explica el veterinario.

Anestesiar a un “nariz chata” es un riesgo alto, pero la tasa de mortandad en quirófano es baja comparado a si necesitan la cirugía. Lo mejor es que se operen a partir de los 6 meses, cuando terminó de desarrollarse la estructura. Castrarlos o no también es un tema. “Porque puede llevar a las hembras a la incontinencia y a los machos a la obesidad”. Nuevos problemas.

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