Boca, instalado en San Pablo: Almirón confía en el equipo y en los astros para mantener intacta la ilusión en la Libertadores

Boca ya puso los pies en San Pablo. El Superclásico es historia y lo que viene para el equipo de Jorge Almirón es el partido más importante del año: la revancha ante Palmeiras por un boleto a la final de la Copa Libertadores de América. Ese trofeo que se le niega desde 2007, cuando Juan Román Riquelme usaba pantalones cortos. Ahora, desde su rol como vicepresidente del club y líder del Consejo de Fútbol, Román intentará levantar su cuarto trofeo continental y el primero como dirigente. Pero para eso Boca tendrá que ganar (o al menos no perder y jugarse entero en los penales) dos partidos.

La delegación que comanda Almirón arribó al Hotel Marriot de San Pablo a las 17.37 del martes. La huelga de trabajadores del transporte demoró -apenas- la salida del plantel del Aeropuerto de Guarulhos rumbo al hospedaje. Este martes la ciudad paulista fue un caos de tránsito por la protesta contra el gobernador bolsonarista Tarcísio De Freitas, que presentó un plan para privatizar empresas estatales de transporte. En tanto, otra parte de la ciudad tenía su atención puesta en la semifinal de la Sudamericana que Corinthians debía afrontar frente a Fortaleza. Por ahora, no hay clima de parte de los torcedores del Verdao ni llegaron -aún- hinchas de Boca (las entradas para asistir al Allianz Parque este jueves para socios costaban 30.000 pesos).

Almirón entrenó al equipo en el Boca Predio, en Ezeiza, por la mañana. Después la delegación almorzó y partió completa rumbo a Brasil. En su casa, el ex entrenador de Lanús y sus futbolistas se movieron en la cancha de pasto sintético del club. Saben que el gramado del Allianz Parque puede jugarles una mala pasada. Y en contra de lo que trascendió, algunos allegados al plantel pudieron recorrer las instalaciones del estadio y hasta pisar el campo de juego. No hay nada de qué preocuparse -afirman-, aunque advierten que el césped artificial necesita ser regado para que la pelota corra con la velocidad a la que están acostumbrados los jugadores. Si el pronóstico del clima se confirma y el jueves llueve durante el partido, estará garantizado el espectáculo.

Qué equipo parará Almirón todavía es una incógnita. El entrenador lo resolverá este miércoles cuando el plantel de Boca se entrene en el predio del Corinthians. Unas instalaciones de lujo que tiene el equipo paulista en la zona del Aeropuerto y a 20 minutos del hotel donde se concentra Boca.

Una posibilidad es que el entrenador de 52 años repita el equipo que igualó en la Bombonera sin goles el jueves pasado. Es decir, Romero; Advíncula, Figal, Rojo, Fabra; Medina, Pol y Equi Fernández, Barco; Merentiel y Cavani. Sin embargo, todo está por verse. Las variantes pueden ser adelante, en el acompañante de Cavani (Zeballos o Janson en lugar de Merentiel); y en la defensa, aunque esa es otra historia.

Figal y Rojo llegan “tocados” al duelo con Palmeiras. El central derecho tiene una molestia en una de sus rodillas, mientras que el capitán sintió dolor en la ida y se constató una “sobrecarga” muscular en el gemelo de la pierna izquierda. Es por esto que Almirón piensa en incluir a Nicolás Valentini para armar una línea de cinco en el fondo, como hizo en la revancha ante Racing, en el Cilindro, por los cuartos de final. Pero para que eso ocurra alguien tiene que ser “sacrificado”. ¿Será Barco? Parece poco probable que salga el jugador más desequilibrante. ¿Le habrá tocado el turno a Medina? De ocho queda muy aislado y su rendimiento bajó. ¿Será alguno de los dos Fernández? Tanto Pol como Equipo pueden jugar como volante central, pero juntos le dan equilibrio al equipo. El desafío lo tiene Almirón.

El entrenador de Boca se juega mucho en el partido con Palmeiras. La sequía goleadora, el funcionamiento del equipo y el registro negativo de agosto a la fecha: de 13 partidos, apenas ganó dos (Platense y Central Córdoba) y marcó 9 goles. Muy poco para un equipo que quiere ser campeón de América.

También es cierto que no “ligó”. Contra Palmeiras, en la ida, Boca fue superior, sobre todo en el primer tiempo. Y generó entre 3 y 4 situaciones de gol claras, más otras 5 o 6 aproximaciones. Ante River, por caso, Cavani llegó al gol, pero se quedó con el grito atragantado por una posición adelantada de milímetros. Y para cambiar la energía, se conoció que Almirón tuvo una videollamada con su astrólogo de confianza, Giorgio Armas. “Amigo, existen muchos versos en detrimento nuestro. Solo quiero recordar a la corpo que estamos peleando 3 competencias. El jueves haremos historia en Brasil. Confiamos en vos. Juntos desde un inicio. Somos Boca carajo”, publicó en sus redes sociales el tarotista.

En esa misma onda anda Edinson Cavani. El delantero uruguayo ilusionó con su llegada, pero lleva 9 partidos y apenas un gol (a Platense). Y para cortar la racha decidió rasurarse el bigote y la barba. Algo parecido había hecho Darío Benedetto para el partido de ida, que se rapó para tener el mismo look que en 2018, cuando les había marcado tres goles en la serie a los brasileños. Será cuestión de creer.

En tanto, a Brasil llegaron todos. Chicho Serna y Jorge Bermúdez. También Almirón y su cuerpo técnico. Y los 30 jugadores que están disponibles para disputar la Copa (incluso Luca Langoni, que se recupera de un desgarro y está descartado). La idea es que los futbolistas estén juntos para festejar o para aguantar la que se venga si las cosas no salen bien. Pero a la nutrida delegación boquense le faltó un hombre clave: Román Riquelme. El ex enganche viajará recién este miércoles.