Se halla en Fase III y todavía resta confirmar su efectividad en una cantidad mayor de voluntarios. Mario Lozano, virólogo del Conicet, analiza el avance.
“Tanto Rusia como China patentaron sus vacunas porque tienen un sistema de control y monitoreo de las tecnologías mucho más estricto, con lo cual el hecho de patentar les permite seguir adelante con las próximas fases. Lo hacen para destrabar aspectos burocráticos”, señaló Mario Lozano, virólogo del Conicet, exrector y experto en vacunas de la Universidad Nacional de Quilmes. La sustancia activa fue diseñada por el Instituto Científico Militar y la biofarmacéutica CanSino Biologics, con sede en aquel país. De acuerdo a los voceros de la corporación, “podría ser escalada en masa en un breve período de tiempo”, aunque todavía se desconoce cuándo estaría disponible. Con esta noticia, el gigante asiático se prende a la disputa con las otras corporaciones de EEUU (Pfizer y Moderna), Alemania (BioNTech) y Reino Unido (AstraZeneca).
La alternativa de CanSino comenzó a ser aplicada a fines de junio en soldados chinos. En la etapa actual, continuarán las pruebas de ensayos clínicos de fase III en aquellos que por su profesión están más expuestas al patógeno, como profesionales de la salud y personal de seguridad. Tras superar la Fase II, fue la Oficina Estatal de Propiedad Intelectual (SIPO, por sus siglas en inglés) la que dio el visto bueno para seguir adelante. En etapas previas demostró ser segura y generar inmunidad cuando fue suministrada a miembros del Ejército chino. En total se realizaron pruebas en 508 personas y los resultados, según fuentes oficiales, fueron “positivos”. Las conclusiones de los estudios fueron publicadas a fines de julio en The Lancet, y países como Arabia Saudita, Rusia, Brasil y Chile se ofrecieron para probarla.
“El hecho de haber publicado los resultados en una revista como The Lancet brinda una seguridad adicional sobre el procedimiento y el modus operandi respecto de lo que van haciendo. Falta ampliar las muestras porque hasta ahora se realizaron en unas 500 personas jóvenes y sin ningún problema clínico previo”, advirtió Lozano. Las primeras fases, habitualmente, se realizan con estos grupos para no correr riesgos innecesarios ya que se procura que, de tener efectos secundarios, no sean mortales. “Junto a la de Oxford son las que mejores perspectivas tienen. Utilizan adenovirus, en efecto, constituye una buena opción porque induce respuestas de anticuerpos y de linfocitos T. Vienen siendo empleadas en otros casos previos, a diferencia de la que hacen las estadounidenses Moderna y Pfizer, que se basan en ARN mensajero”, destacó el especialista. A pesar de que las de Moderna y Pfizer ofrecen buenas proyecciones, sus fórmulas están basadas en un procedimiento que, enuncia Lozano, hasta la fecha no brindaron resultados en grandes poblaciones. De hecho, ninguna de las vacunas que pertenecen al calendario obligatorio de Argentina fue constituida teniendo como principio la técnica de ARN mensajero.
¿Cómo funciona?
Con una estrategia similar a la que utilizan otras farmacéuticas (como la de AstraZeneca y la Universidad de Oxford que se producirá en Argentina), la variante de CanSino emplea un adenovirus que, habitualmente, causa el resfriado común y corriente. De hecho, se inyectan virus modificados que sirven para introducir en las células del cuerpo humano la información genética del Sars CoV-2, la proteína Spike (“S”), que funciona como llave y habilita el ingreso a la maquinaria celular. Frente a ello, el organismo genera la respuesta inmune, lo que le permite protegerse de una futura infección.
“El adenovirus es un patógeno que suele producir el resfriado tradicional. Lo que hace CanSino es bloquear su replicación, es decir, le quita la capacidad de enfermarnos porque no puede reproducirse una vez que ingresa al cuerpo”, explicó Lozano. En esta línea, “si bien no tienen los genes para enfermarnos, cuentan con algunos que corresponden al Sars CoV-2, en específico, el que produce la proteína Spike”. El nombre Spike surge de una mala traducción en referencia a las espículas que se pueden advertir en las imágenes del nuevo coronavirus. “Como el adenovirus cuenta con un gen de Spike en su cubierta externa, se comporta como una especie de quimera: cuando nuestro sistema inmune lo detecta, es como si estuviese en presencia del Sars CoV-2 y genera defensas”, describió.
CanSino Biologics ya había trabajado en una plataforma similar en 2017, cuando diseñó una vacuna para combatir el Ébola. Por este motivo, no enfrentó demasiados problemas al momento de reorientar su trabajo en serie hacia otro virus.