Especialistas tomaron muestras y crearon un “semáforo” para determinar el riesgo para los isleños.
Las bacterias que cambiaron de color el agua del Delta del Paraná y el Río de la Plata no ceden. Desde hace algunas semanas, la expansión de la tonalidad verdosa que en noviembre comenzó a verse en Puerto Madero y el Delta continúa preocupando a los isleños y provoca cada vez más incertidumbre entre los vecinos que dependen del agua para vivir.
El fenómeno, que es estudiado por especialistas desde las primeras alertas de la comunidad de Islas, supone una bacteria microscópica que se nutre de la materia orgánica del agua y que libera toxinas al medio en el que se encuentra.
Son llamadas cianobacterias y se identificaron en diferentes partes de Buenos Aires durante el último mes, pero la problemática se acentúa en la Primera Sección del Delta y que corresponde al Municipio de Tigre.
Cianobacterias. Son microscópicas y liberan toxinas en el agua. Foto: AGLP.
Por eso, en los últimos días, un grupo a cargo de la investigación realizó muestreos de agua superficial en nuevos ríos y arroyos. El mismo equipo mantuvo una reunión con representantes del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, autoridades de los gobiernos costeros del Río de la Plata, Ciudad, Municipios de la Primera y Segunda sección del Delta y representantes de Aysa y ABSA, para coordinar nuevos estudios.
Juntos acordaron el despliegue de campañas de monitoreo sostenidas en el tiempo por medio de imágenes satelitales y extracciones de agua para advertir de forma temprana la proliferación de los microorganismos, y así implementar las medidas para controlar sus impactos.
Tras la reunión, el secretario de Control y Monitoreo Ambiental de la Nación, Sergio Federovisky, explicó que las cianobacterias suponen un riesgo para la salud ambiental y de las personas: “Indican grados de toxicidad preocupantes frente a lo cual el Ministerio desarrolla políticas activas para conocer la capacidad de potabilización del agua de las empresas proveedoras”.
Puerto Madero. Las cianobacterias también llegaron al Puente de la Mujer.
“De esta manera podremos establecer protocolos con los municipios que determinen en qué momento debe prohibirse el acceso, la ingesta e incluso la pesca en zonas que estén con altos niveles de floración de cianobacterias y por lo tanto de toxicidad”, apuntó Federovsky.
“Ciano Semáforo”, el sistema para evitar el contacto
Mmientras continúa la investigación de las autoridades, se estableció una escala para que la comunidad isleña pueda cuidarse y descifrar el nivel de riesgo en el agua. Se trata de un “Ciano Semáforo”, que explica las etapas de las bacterias según el color del río.
Cuando el aspecto del agua es de una masa verde oscura, amarronada o rojiza, con aspecto de nata espesa, quiere decir que hay una gran presencia de cianobacterias por lo que el nivel de riesgo esel más alto. En estos casos se recomienda no utilizarla para el consumo propio o la higiene personal. También piden alejar a los niños y mascotas del agua hasta que la floración desaparezca.
Riesgo alto. Cuando el aspecto es de nata espesa y el color varía entre verde y marrón, hay una gran presencia de cianobacterias. Foto: AGLP.
Si el aspecto del agua se torna a un color verde brillante en la superficie del agua u orilla, significa que la densidad de cianobacterias es mediana. Es un nivel medio de riesgo. Las recomendaciones en estos casos son evitar el contacto con las manchas verdes, lavarse con agua limpia en caso de entrar al río, no consumir el agua y cuidar a niños y mascotas.
Cuando el aspecto del agua presenta una baja densidad de algas y en la superficie hay una apariencia de “yerba dispersa”, significa que el nivel de riesgo es bajo. En este caso el agua es apta para bañarse, aunque también se aconseja lavarse con agua limpia luego. A pesar de ser una baja probabilidad de riesgo, no se debe consumir el agua.
Tanto los estudios, como las reuniones y la investigación general se dan en un contexto de urgencia. Es que mientras no haya certezas sobre las cianobacterias y su impacto en la salud, se recomienda a la comunidad isleña no utilizarla. Muchas familias que dependen del río para vivir, porque filtran agua de los canales para bañarse o proveer las cañerías de sus hogares, ahora tienen que utilizar bidones o tanques de agua potable.