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Policiales

El demencial crimen de Edgar: un destornillador al corazón en el torneo de fútbol ‘fair play’

  • Edgardo Medina (25) fue atacado por un rival cuando faltaban tres minutos para terminar el partido, en Resistencia, Chaco.

Nacho, parece que me hincaron“. Desesperado, Edgardo David Medina (24) le habló a un compañero del Deportivo San Cayetano apenas cayó al piso, en medio de una batalla campal. Se miró el pecho y le salía sangre. Le habían clavado un destornillador en el corazón durante un partido de fútbol que se había puesto picante porque definía el título de campeón del torneo “fair play”. Sí, lo habían organizado con la consigna de “erradicar la violencia“.

Fue el 5 de ellos“, señalaron los testigos. El “5” era Oscar Jonathan Mareco (25), alias “Jona”, un albañil de la localidad chaqueña de Presidencia de la Plaza que se había anotado en el equipo de Real Amigo para jugar la final con el nombre de su hermano, ya que había sido expulsado y debía cumplir dos fechas de suspensión. La típica maniobra de futbolistas con identidades truchas que proliferan en los campeonatos barriales.

A “Edgar” (1,63 metros y 66 kilos), que también trabajaba en la construcción, lo llevaron al Hospital Perrando, de Resistencia, al filo de las once de la noche del 9 de noviembre de 2021. Tenía una herida en el cuello y otra en el pecho, que fue la que le terminó causando la muerte a las 5.30 de la madrugada siguiente, por un “shock cardiogénico“.

Su esposa, Brenda Gisel Cardozo (25), no había podido acompañarlo al partido aquella vez, porque estaba descompuesta. “Con Edgar nos conocimos desde muy chiquitos, fue mi primer novio, estábamos juntos hacía diez años. Yo hice mi familia con él, tengo dos hijos: Nair tiene 8 años y Derek tiene 3. Cuando pasó esto, ellos eran muy chiquitos, con 6 y 1 año y medio”, le dice a Clarín.

“Tenía muchos proyectos. Él era el delegado del fair play, de San Cayetano, quería terminar con la violencia, entonces se metió en este partido a dar esa imagen”, cuenta la mujer.

El equipo del Deportivo San Cayetano, donde jugaba la víctima.El equipo del Deportivo San Cayetano, donde jugaba la víctima.

La semana pasada, un jurado popular declaró “culpable” a Mareco por “homicidio simple. Ahora el juez técnico Ernesto Javier Azcona deberá fijar una fecha para la audiencia de cesura en la que se le impondrá la pena, que va de 8 a 25 años.

“Jona”, durante el juicio, insistió en que él no fue el asesino. “Yo nunca hice eso“, declaró, aunque lo hundió el relato de los testigos. El fiscal de Cámara Juan Martín Bogado y el querellante Pablo Vianello, abogado de la familia de la víctima, dieron por acreditada la autoría del hecho.

La batalla campal

El crimen se produjo en la cancha del Deportivo Villa Itatí, en el cruce de la avenida López Piacentini y la calle Doctor Evaristo Ramírez. Aquella célebre frase de Ángel Amadeo Labruna sobre que “la verdad está en el verde césped” ahí no corría: mucha tierra, poco pasto.

De la categoría “C” del torneo “fair play” participaban 12 equipos y era el choque entre el puntero (San Cayetano) y su escolta (Real Amigo). El que ganaba era campeón. Había mucho en juego y se notó desde el primer minuto (eran dos tiempos de media hora).

El equipo de Real Amigo, entre ellos el jugador N° 5, Oscar Jonathan Mareco (25), quien fue condenado por matar a un rival con un destornillador, en Resistencia, Chaco.El equipo de Real Amigo, entre ellos el jugador N° 5, Oscar Jonathan Mareco (25), quien fue condenado por matar a un rival con un destornillador, en Resistencia, Chaco.

El árbitro vio venir enseguida que la cosa no iba a resultar sencilla: abundaba la pierna fuerte, arreciaban los insultos y los salivazos. Cuando le sacó amarilla al arquero de Real Amigo, recibió una advertencia: “Vos me expulsás y yo te cago a trompadas“.

De acuerdo al relato de los testigos, el “número 15” de ellos amenazó a un rival: “Ustedes nos van a ganar, pero de la cancha no van a salir“.

“El Sanca” se puso 2-0 en el primer tiempo, pero Real Amigo logró el descuento. “Pelado, nosotros estamos atrás por cualquier cosa“, contaron que le advirtieron al árbitro los hinchas del equipo que iba ganando. Faltaban tres minutos para el final del partido cuando se desató la hecatombe.

“Chama”, un hincha de San Cayetano al que luego identificarían fácilmente (es rengo), pasó con una botella de cerveza detrás del arco custodiado por Braian Rivas y cruzó insultos cuando el jugador quiso buscar una pelota porque las otras habían desaparecido. El empate estaba al caer, tenían un hombre menos y había que hacer tiempo.

"Edgar", con su esposa y sus dos hijos varones.“Edgar”, con su esposa y sus dos hijos varones.

Entonces el “1” fue corriendo hasta donde estaba su moto y sacó una cadena del baúl. Volaron piñas, patadas, botellas, escombros, ladrillos… Dicen que alguno hasta llegó a disparar al aire con un revólver. “Eran como 30, nosotros éramos 15, y ahí era todos contra todos“, declaró Rivas.

“Edgar”, hincha de Boca, cayó malherido de un puntazo en el corazón. “¡Lo hincaron, lo hincaron!“, gritaron sus compañeros.

Los organizadores del torneo habían propuesto que contrataran un seguro, pagar para contar con Policía y ambulancia. Pero como el costo de la inscripción se elevaba, los equipos decidieron que no y aseguraron que los delegados se hacían responsables de cualquier incidente.

El reclamo del hijo de la víctima.El reclamo del hijo de la víctima.

Cuando llegó un patrullero, alertado por un hombre en moto, todo era un descontrol. Tuvieron que disparar con una escopeta antitumulto para dispersarlos. A “Edgar” lo llevaron al hospital: el puntazo le atravesó las costillas y le perforó el corazón y un pulmón. Fue mortal.

También hubo dos lesionados, como un chico de 17 años que quedó tirado en el piso y con un diente menos por una piña de “El Tuerto” y un botellazo. El destornillador con mango negro desapareció.

Cuando quisieron identificar al sospechoso, se fijaron en la planilla de jugadores de Real Amigo. Buscaban al “5” de camiseta amarilla. Pero ese nombre en el DNI no podía ser porque su titular estaba viviendo en Pampa del Indio, a más de 200 kilómetros, desde hacía siete meses.

Edgardo David Medina (24) fue asesinado en un torneo de fútbol donde se pregonaba el "fair play", en Resistencia, Chaco.Edgardo David Medina (24) fue asesinado en un torneo de fútbol donde se pregonaba el “fair play”, en Resistencia, Chaco.

En realidad, era su hermano “Jona”, “morocho, pelo corto, flaco, de 1,70 metros de altura“, quien estaba por ser papá otra vez, ya que su esposa gestaba un embarazo de ocho meses.

Los testigos relataron que lo vieron cuando fue corriendo hasta su moto Zanella ZR 150, junto con el arquero, y “agarró algo” antes de atacar a “Edgar”. Después tuvo que correr con sus compañeros y se refugió detrás de una iglesia, amparado en la oscuridad de la noche. Horas más tarde lo detuvieron.

La versión de otro atacante

Durante el juicio, Mareco volvió a negar que haya sido el autor del crimen y su abogado defensor, Lucas Santa Cruz, pidió su absolución. Algunos compañeros apuntaron a otro jugador como el responsable. Lo mencionaron con nombre y apellido. Pero esto fue rechazado por el Tribunal.

“Edgar era el sostén de la familia, tengo 25 años y ahora es muy difícil todo, estamos luchando con su madre, nos cuesta mucho todo esto. Mis hijos, pasar todo este tiempo sola”, se lamenta la esposa de la víctima, quien se pregunta “con qué necesidad en cinco segundos se terminó su vida”.

La familia de Edgardo David Medina y el pedido de justicia.La familia de Edgardo David Medina y el pedido de justicia.

“Espero que el juez le dé una condena alta, no queremos que le dé 18 años, por lo menos que le dé 20, que él sufra un poquito también no disfrutar de sus hijos, de verlos crecer, porque su familia lo visita, ellos tienen más beneficios que nosotros”, se queja.

La mujer comenta que al nene más chico, de 3 años, “le preguntan y dice: ‘Mi papá está en el cielo, es una estrella, y yo no quiero que esté en el cielo, yo quiero que esté acá‘… es horrible, es un dolor muy feo que no se lo deseo ni a Mareco”.

La mamá de Edgardo, Marta De León (48), que la acompaña con el dolor a cuestas y ha impulsado varias marchas y colectas para pagar los honorarios de su abogado, acota: “Es durísimo, una lucha constante para lograr una Justicia justa. Ahora esperamos los años de condena, que se estará sabiendo la semana próxima”.

EMJ

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