Ambos exfuncionarios con prueba directa en el direccionamiento del espionaje. La trama del operativo a Bruera. Cómo funcionaba la banda. Comodoro Py pulsea con Villena.
La exfuncionaria de la oficina de Documentación Presidencial Susana Martinengo está a punto de convertirse en la “kriptonita” de Mauricio Macri. Representa el último dique de contención para que la causa por espionaje ilegal de la AFI a políticos y personalidades arrastre al expresidente hacia un escándalo similar al “Watergate”. El juzgado federal de Lomas de Zamora tiene probada la intervención de Martinengo en la interacción con los espías y en el tráfico de la información clandestina que producían.
El otro protagonista de la trama -sobre el que también existe profusa prueba de su participación- es, como adelantó en exclusiva Ámbito, el exsubsecretario de Gobierno y Asuntos Municipales de la gestión Cambiemos, Alex Campbell. Sobre él no solo existe prueba del interés por enterarse del armado político por detrás de los hermanos Bruera, sino el objetivo específico de constatar si monseñor Jorge Lugones estaba organizando territorialmente un aparato para disputar poder en la Provincia de Buenos Aires por instrucción del Papa Francisco. Campbell es hoy, literalmente, un “hombre bomba”. Lo que suceda en las próximas dos semanas e la causa y con la causa será crucial para definir el escenario político. Ya hay 50 víctimas.
“Tengo el informe que me pediste”, le escribió el espía Leandro Araque a “Susana”, el 30 de junio de 2017, luego de haber recibido la orden el día anterior. “Ese tema hablalo con Alex, que yo te acompaño”, le contestó la exfuncionaria. Le pasó un teléfono de contacto. Araque le escribió a Alex y le dijo: “Mirá, Susana me pidió que hable con vos este tema”. Alex, a secas hasta ese momento, le respondió que “arreglara” con su secretaria privada. Le pasó un contacto de Erika, quien resultó ser la asistente de Campbell en la gobernación. Pactan la reunión en la sede de Gobierno platense.
Ese día, Araque le anuncia a Erika: “Estamos llegando, ¿nos esperan afuera? Vengo con Susana y con Jorge”, en referencia al Turco Sáez, el otro espía. “No -respondió la secretaria-, anúnciense que van a la Subsecretaría de Gobierno y Asuntos Municipales y que el secretario es Alex Campbell”. Todos los intercambios quedaron por escrito. Los teléfonos de contacto coinciden con los nombres. Los registros de ingreso coinciden en fechas y horas. Los espías no solo iban a reportar a Martinengo a Casa Rosada, sino que la exfuncionaria los acompañaba a la Gobernación bonaerense. Todo ya está probado en el expediente del juez Federico Villena de manera documental.
El encargado del seguimiento a Pablo Bruera, sobrino de Jorge y de Luis Lugones, era el agente de la AFI Emiliano Motta. Los pedidos dentro del grupo “SuperMarioBross” venían de Araque. Martinengo era la que le bajaba las órdenes. Los espías eran bastante elementales. Les costó rehacer la relación familiar que había entre ellos, pero aun así cumplieron con informes migratorios, financieros, de dominios de vehículos y de lazos de cercanía. La sorpresa con la que se topó el juzgado fue que además, la banda contaba con escuchas telefónicas. ¿Cómo pudieron hacerse los espías de escuchas sin que hubiese mediado una orden judicial dirigida a la Dajudeco para la interceptación de las comunicaciones de esos teléfonos? ¿Cómo fue posible que prosperase una pinchadura que tenía un objetivo netamente político de fondo? ¿Hay jueces en la trama?
Martinengo debiera asistir hoy a la Bicameral de Seguimiento de Organismos de Inteligencia. No está obligada por ser personal civil, aunque su situación es muy complicada. De hecho, hay menos pasos que lo separen a Macri de ella y su eventual responsabilidad directa en los hechos, de los que había entre los despachos de ambos en Casa Rosada. Campbell ilumina otro aspecto más difuso por su cercanía a María Eugenia Vidal, quien también aparece como víctima del mismo grupo. El “Grupo Pilar” es un desprendimiento de “SuperMarioBross” pero con varios de los mismos integrantes. El único inorgánico que aparece es Andrés Patricio Rodríguez, un integrante del Servicio Penitenciario Bonaerense y encargado de solicitar informes a los detenidos en los penales bajo esa jurisdicción.
En uno de ellos estuvo Mariano Bruera, hermano de Pablo. Sugestivamente, después de haber analizado la misión, los espías llegaron a la conclusión de que el “operativo” sobre el exintendente debía centrarse en su hermano y en una causa judicial que adquirió vigor y se encuentra elevada a juicio. Bruera se fue no solo como querellante ayer, sino formulando una denuncia. Venía siendo seguido por gente que monitoreaba sus movimientos y los de su familia. Las fechas coinciden. El ruido político estallará en la Suprema Corte bonaerense. Con estas pruebas se revitalizará el proyecto presentado por el diputado de Todos Guillermo Escudero para armar una comisión de seguimiento e investigación del “Lawfare” que habría ocurrido en la provincia. Dicen que hubo jueces y fiscales involucrados.
La tensión sobre el macrismo con el estallido de la causa de Lomas generó movimientos subterráneos: es la pulseada entre Villena y Comodoro Py. El juez no solo fue recusado por los espías que hablan y se defienden sabiendo que están sin red. La Cámara Federal de Retiro debe resolver la cuestión surgida entre el fiscal Guillermo Marijuan y su queja a que el juez Sebastián Ramos le haya cedido el tramo por el fallido atentado al ex-AFI José Luis Vila a Villena.
En ese contexto y para decidir, el camarista Mariano Llorens le reiteró por escrito al juez de Lomas que considera “indispensable” para “conocer con precisión los alcances de las investigaciones que son mencionadas y valoradas”, tener a disposición los “autos principales”. Eso significa tener a mano toda la causa de espionaje…. No se hablaba de otra cosa en tribunales.