A dos meses de la muerte del ídolo, la Justicia argentina que investiga un posible homicidio culposo por la negligencia o impericia del neurocirujano recibe desde los tribunales de Miami una prueba clave para avanzar en la causa
Hoy se cumplen dos meses de la muerte de Diego Maradona, ocurrida el 25 de noviembre de 2020, cuando fue hallado en su cama del country San Andrés de Tigre, en lo que parecía una internación domiciliaria deficiente. El final del máximo ídolo de la historia argentina, una severa insuficiencia cardíaca sin un desfibrilador junto a él, sin siquiera un cardiólogo que lo supervisara.
Durante estos dos meses, los fiscales de San Isidro que comenzaron a investigar el posible homicidio culposo de Maradona a través de una negligencia o impericia médica se preguntaron quién estaba a cargo de su tratamiento. Leopoldo Luque, neurocirujano, es el principal sospechoso, todavía sin una imputación. Formalmente, Luque estaría solo a cargo del cerebro de Diego. Entonces, se preguntaron los fiscales: ¿quién era su médico de cabecera? Hasta ahora no se encontró ninguno, ningún especialista que coordinara su tratamiento en donde los especialistas específicos fueran una rareza. Maradona, que sufría de cirrosis según su autopsia, no parecía tener un especialista para el hígado.
Las pruebas complicaron a Luque aún más con el correr de las semanas. La semana pasada, este medio reveló el resultado de una pericia oficial realizada en la Justicia de San Isidro que indicaba que el neurocirujano podría haber falsificado la firma de Maradona para pedir su historia clínica.
Hoy, se conoce una prueba que lo compromete más todavía: “Mi nombre es Leopoldo Luciano Luque, jefe del equipo multidisciplinario (psiquiatras y psicólogos entre otros) encargado del cuidado de la salud física y mental del señor Diego Armando Maradona”.
Así comienza un documento oficial que llegará en las próximas horas a la causa que investiga la muerte del Diez, a cargo de la fiscal Laura Capra y con la coordinación del fiscal general John Broyad. El papel lleva la firma del propio médico y tiene una importancia particular porque es totalmente contradictorio con la posición que viene sosteniendo desde el inicio de la causa donde señaló varias veces que él era un simple neurocirujano y no era el médico de cabecera de Diego. Además, hace referencia a las adicciones pasadas del astro del fútbol y a trastornos de sueño, ansiedad y estrés.
El documento fue extraído de la causa que Diego Maradona le inició a Claudia Villafañe en Miami en la histórica disputa por los departamentos adquiridos en el estado de Florida. Fue incorporado a esa causa el 4 de marzo del 2020 y certificado por el juez que maneja el expediente.
Aquí, Infobae lo adjunta en forma completa tras obtenerlo en exclusiva, con el sello correspondiente de la Justicia de Estados Unidos:
En ese entonces, los abogados de Claudia en Estados Unidos reclamaban con insistencia que Maradona declare en el expediente, algo que era permanentemente rechazado por los letrados contratados por Morla que representaban los intereses de Diego en Miami.
“Era insistente el pedido de declaración de Diego, pero por algún motivo quienes lo asesoraban no querían saber nada con eso. Por eso utilizaron a Luque y la salud de Maradona para excusarse de esa declaración. Cuando el pedido ya era insostenible es cuando aparece la carta firmada por Luque donde da excusas de por qué Diego no podía declarar”, explica una fuente que conoce el expediente norteamericano.
La carta comienza con la presentación de Luque como el encargado de la salud de Maradona y continúa arrogándose la función de ser él quien debía recomendar a Diego si debía declarar o no.
“Se me consulta si el señor Maradona puede prestar declaración y/o participar en un evento tipo judicial que trataría de su conocimiento o no sobre el uso o robo de su patrimonio para la compra de propiedades y otros a las manos de Claudia Villafañe, su ex esposa. Mi sugerencia es que NO debería participar, ya que la misma podría poner en riesgo la salud mental y física del Señor Maradona”, sigue el texto.
Luego Luque fundamenta en dos ítems por qué considera que Maradona no debía declarar en aquella oportunidad: “1) Presenta antecedentes de drogadicción con cocaína y su tratamiento es permanente, y parte de este trabajo se encuentra centrado en la gestión de la ansiedad y el estrés. Cualquier evento de este tipo podría, sin dudas, generar una angustia tal que perjudique el tratamiento”.
“2) El señor Maradona presenta un severo trastorno del sueño tratado con psicofármacos e higiene del sueño cursando por períodos buenos y malos por lo que desaconsejo rotundamente su participación en cualquier tipo de situación similar”, continúa Luque.
Finalmente, el neurocirujano cierra la carta contando que la declaración debe ser evitada “ya que la misma podría generar en el paciente un comportamiento irritable con arrebatos de furia y accionar imprudente y autodestructivo”. Además se ofrece a viajar él mismo a Miami a dar las explicaciones en persona.
La carta está firmada por Luque con su número de matrícula (160.588) y se presenta como parte del “Servicio de neurología Hospital Alemán”, algo que todavía no está confirmado en el expediente por la muerte de Diego. Debajo del documento a la derecha figura el sello con el cual fue ingresado al expediente de Miami.
La respuesta de los abogados de Claudia no tardó en llegar al juzgado de Miami.
Apuntaron que su declaración no tenía validez alguna ya que no posee matrícula profesional en el estado de Florida y para colmo su carta fue anexada en español, hecho que días después obligó a los representantes de Maradona a adjuntar el CV de Luque y la carta traducida al inglés.
Maradona finalmente nunca llegó a declarar en esa causa.
Mientras tanto, el equipo de investigadores de la fiscalía de San Isidro sigue abocado casi por completo al análisis de lo encontrado en los teléfonos de la psiquiatra Agutina Cosachov y el propio Luque. “Son miles y miles de mensajes y audios y tenemos que mirar uno por uno para ir sacando lo que es referente a lo que se está investigando. En base a ellos se genera una línea de tiempo para organizar el trabajo”, explica un investigador cuyo único trabajo desde hace semanas es leer mensajitos y escuchar audios.
Según cuentan en los pasillos de los tribunales sanisidrenses, en los teléfonos no sólo hay conversaciones de los dos médicos sino también audios reenviados del propio Diego, mensajes del entorno de Maradona con los profesionales de la salud y muchos contactos de un personaje del que poco se mencionó hasta ahora pero empieza a llamar la atención por su alta participación en muchas decisiones: el psicólogo Carlos Díaz.
La junta médica que definirá o no la acusación por homicidio culposo todavía no tiene fecha de citación.