Internacional
¿Final del misterio? Detuvieron al esposo del ama de llaves del obispo asesinado en Los Ángeles
Su camioneta fue vista frente a la casa del religioso que ungiera el papa Francisco al momento del homicidio. El testigo que lo delató y qué encontraron en su casa.
El asesinato de David O’Connell, el sacerdote ungido por el papa Francisco como obispo auxiliar de Los Ángeles, sigue conmocionando a la comunidad religiosa de esa urbe del sudoeste de los Estados Unidos. Ahora, el misterio sobre el homicidio parece empezar a aclararse, con la detención del esposo del ama de llaves que trabajaba en la casa de O’Connell.
El obispo, de 69 años, apareció muerto este sábado en su vivienda de Hacienda Heights, donde residía solo. Lo encontraron sobre la cama, con un disparo en el torso y la sangre aún brotándole por la herida. No había rastros de irrupción violenta en el lugar.
El hallazgo corrió por cuenta de un diácono que cerca de la 1 de la tarde fue a revisar si O’Connell, que vivía a unas cuadras de la iglesia de San Juan Vianney, estaba bien luego de que no se presentó a una reunión.
En principio la muerte se investigó como “sospechosa”, pero más tarde se encuadró como homicidio.
La comunidad católica e inmigrante, en la que el irlandés O’Connell tenía fuerte influencia, se sumergió en las últimas horas en el dolor y en las dudas sobre la muerte del obispo.
Ahora, un nuevo giro parece echar luz sobre lo que sucedió.
Quién es el hombre detenido por el asesinato del obispo de Los Ángeles
Un equipo SWAT se desplegó el lunes en la zona de Torrance, unos 55 kilómetros al suroeste de Hacienda Heights, el barrio donde apareció muerto el líder religioso. Del operativo, por un individuo “atrincherado y armado”, surgió la detención que podría resolver el misterio sobre el homicidio.
Las fuerzas de seguridad arrestaron a un hombre, que fue identificado como Carlos Medina. Se trata del esposo del ama de llaves de O’Connell. Si bien el sheriff Robert Luna aseguró que tiene 65 años, registros policiales afirman que tiene 61.
La primera pista que vinculó a Medina con el asesinato fueron los registros de cámaras de seguridad que captaron la imagen de su camioneta en la entrada del hogar del obispo al momento del asesinato.
Más tarde, un llamado encaminó la búsqueda de Medina. Fue cuando un vecino alertó sobre el comportamiento del ahora detenido, que estaba actuando de forma irracional y había hecho comentarios sobre que O’Connell “le debía dinero”.
Los detectives recuperaron armas en la casa de Medina y las pruebas de balística están pendientes. Su esposa, ama de llaves del sacerdote, está colaborando con los investigadores, que ahora intentan esclarecer el motivo del homicidio.
Quién era David O’Connell, el obispo asesinado
O’Connell era un referente católico en Los Ángeles, donde ofició en los últimos años como obispo auxiliar. A pesar de haber hecho su carrera eclesiástica en Estados Unidos, había nacido en Cork, Irlanda, en 1953.
Desde 1979, cuando fue ordenado sacerdote, se desempeñaba en esa arquidiócesis. Presidía allí un grupo de trabajo que coordinaba la ayuda de la Iglesia a niños y familias de Centroamérica.
En sus inicios había intervenido en la pelea de pandillas en la ciudad, mientras que en 1992 intercedió para pacificar las violentas jornadas que siguieron a la absolución de cuatro policías blancos que habían golpeado brutalmente al afroamericano Rodney King, que se encontraba en libertad condicional.
El episodio fue paradigmático: un aficionado grabó la golpiza con su cámara Sony, las imágenes se difundieron y encendieron el enojo de grupos prominorías contra los agentes. Fue un antecedente directo del caso George Floyd.
O’Connell llegó al obispado en 2015, después de la renuncia por límite de edad del monseñor Gerald E. Wilkerson. Junto a él fueron ungidos otros dos religiosos: Joseph V. Brennan y Robert E. Barron.
Lo conocían como “El Pacificador”. Su ascendencia en la comunidad católica lo había llevado a participar de manifestaciones contra el derecho al aborto, así como a hacer una cadena de oración y huelga de hambre tras la entrada en vigencia de la ley al suicidio asistido en California en junio de 2016.
“El obispo Dave era un hombre de profunda plegaria que tenía un gran amor por Nuestra Bendita Madre”, lo definió el arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez.
“Era un hombre de paz con un corazón para los pobres y los inmigrantes, y era un apasionado de construir una comunidad donde se honrara y protegiera la santidad y la dignidad de cada vida humana”, agregó.
