Minutos después del mensaje de Alberto Fernández, hubo protestas en los barrios porteños. Patricia Bullrich se unió al reclamo en la puerta de la residencia presidencial.
Minutos después de que el Presidente Alberto Fernández anunciara nuevas medidas de restricción ante el avance de la pandemia del coronavirus, vecinos de distintos puntos de la Ciudad y en la puerta de la Quinta de Olivos, se manifestaron con sus cacerolas para mostrar sus descontento ante el anuncio.
Palermo, Núñez, Belgrano, Barracas y Flores fueron los primeros barrios porteños en donde más se escuchó el ruido metálico desde las casas y los edificios.
Pero con el correr de los minutos se replicó en puntos de casi toda la Ciudad. Algunos con bocinas, silbatos o simplemente con las palmas de sus manos.
Uno de los focos de la protesta fue la puerta de la Quinta de Olivos, desde donde el mandatario anunció las medidas. Hasta allí llegaron cientos de manifestantes con banderas argentinas para expresar su descontento. También desde ese lugar brindó declaraciones la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quien se manifestó en contra de las nuevas medidas, a las que calificó como “totalmente improvisadas”.
“Hoy el ministro de Educación (Nicolás Trotta) dijo que las escuelas eran lo último que iban a cerrar, y el Presidente a la noche hace todo lo contrario”, remarcó la referentes de Juntos por el Cambio.
Y agregó: “Tuvimos un año con cuarentena y las escuelas cerradas. Seguimos esperando las 24 millones de vacunas que el Presidente prometió, mientras que el plan de vacunación fue un fracaso terrible“.
“La gente que estaba tratando de ponerse de pie en su trabajo está de nuevo sin trabajar. Los únicos que ganan son las burocracias del estado, los (Roberto) Baradel. Las restricciones son absolutamente negativas para el país, vamos a defender a los trabajadores”, cerró.
Las redes sociales sirvieron como difusor principal en donde se publicaron videos y fotos con el sonido ambiente de los cacerolazos en los barrios.
El foco del reclamo está en la suspensión de las clases presenciales, que tomó por sorpresa a todos.
También hubo rechazo al cierre de los comercios a partir de las 19 y también a la prohibición para circular desde las 20.
El Director del Hospital Fernández (ubicado en Palermo), Ignacio Previgliano, fue uno de quienes se manifestó contra las decisiones: “Tuve que cerrar las ventanas por el cacerolazo que hay acá. Estamos en estado de sitio, con el ejército en la calle”, comenzó en diálogo con el canal IP.
“Realmente creo que son medidas muy fuertes, que impactan, el nivel de contagios es alto pero el sistema público de los hospitales de la ciudad de Buenos Aires no está en situación de saturación“, afirmó en contra del anuncio oficial que habló de una crisis sanitaria en los centros médicos.
En la intersección de Juncal y Uruguay, en el edificio donde tiene un departamento la vicepresidenta Cristina Kirchner, los vecinos también salieron a rechazar los anuncios.
Quienes salieron también a expresar su furia fueron los gastronómicos, quienes a partir del viernes podrán seguir trabajando solamente con delivery en el horario nocturno.
“El sector gastronómico está conformado en un 90% por Pymes. Es una locura adelantar todavía más la hora de cierre de los locales, es un decreto de muerte. Ya perdimos más de 20.000 puestos de trabajo y más de 2.000 establecimientos”, precisó Dante Camaño, titular de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA).
“Si cerramos a las 19, perdemos el 90% de nuestra facturación. Al mediodía vienen apenas el 10% de nuestros clientes”, dijo Agustín Latorre, dueño de los restaurantes Osaka de Palermo y Puerto Madero.