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Sociedad

Generación Z: para el 80% de los trabajadores, el empleo ideal es el que brinda horarios flexibles

Un informe detalla que los jóvenes prefieren los formatos híbridos y están dispuestos a renunciar si los presionan para volver a la oficina.

La pandemia reformateó el mercado laboral y llevó a la Generación Z, la de los que rondan los ventitantos, a demandar trabajos híbridos, con horarios flexibles y que les permita desarrollar proyectos personales.

La agencia de publicidad VMLY&R, junto con la consultora de investigación Trendsity, pusieron en marcha un relevamiento sobre el mercado laboral que se viene: “Recalculando: así será el trabajo y la empleabilidad en los próximos años”. 

Una de las conclusiones principales es que para casi 8 de cada 10 trabajadores y estudiantes, el trabajo ideal es el que brinda flexibilidad en los horarios.

Ante la consulta acerca de cómo sería tu “empleo ideal”, el 78% de los consultados respondió que el trabajo ideal “es el que brinda la posibilidad de adaptar mis horarios con flexibilidad mientras cumpla los objetivos“.

El 68% de los consultados prefiere un formato híbrido, que combine días de presencialidad con otros de home office, mientras que solo el 15% prefiere presencialidad exclusiva y el 18% virtualidad exclusiva.

Uno de cada tres trabajadores que hoy está en un esquema de formato híbrido o remoto asegura que renunciaría o buscaría otro empleo si le pidieran trabajar full presencial. Y seis de cada diez trabajadores y estudiantes lo considera un factor de decisión a la hora de elegir un empleo.

Mariela Mociulsky, CEO_fundadora de Trendsity, detalla que el plan de vida cambió. “Pasamos de organizar la vida en función del trabajo, a una nueva concepción: pensar el proyecto de vida y a partir de eso elegir el trabajo“. Pese a que estos cambios llegaron para quedarse, a algunas empresas les cuesta más que a otras aceptarlo. “Estas elecciones de la Generación Z causan conflictos en las empresas o con algunas culturas empresarias”.

Para el 31% de los entrevistados, el trabajo es un medio para llevar adelante proyectos personales: viajar, emprender y acceder a experiencias nuevas.

“Esta es la principal motivación en los jóvenes. Nosotros partimos del siglo pasado con una concepción del trabajo como sacrificio y ligado a la identidad de las personas: las personas se definían por su trabajo. Hoy el concepto del trabajo está ligado al disfrute, al estar bien, al bienestar, al propósito“, precisa Mociulsky.

Fernando Cabarcos, director de Estrategia de VMLY&R, advierte que estas diferencias pueden plantear conflictos generacionales. “Esta forma de plantarse de la Generación Z no significa que a la gente no le importe el trabajo, sino que ya no se define por él”.

En los jóvenes que hoy tienen entre 20 y 30 años existe la idea de no hipotecar el presente por un futuro mejor. “Además, son la generación laboral que nació en democracia, lo que impacta en distintas expectativas de participación en las decisiones: menor actitud de ´agacharse ante el poder´”, concluye la investigación.

Este choque de culturas hace que a las empresas les sea dificultoso encontrar los trabajadores que necesitan y lograr retenerlos. En la pospandemia este problema se agravó. En Argentina, el 72% de los empleadores tiene dificultades para encontrar los perfiles que necesita, mientras que en 2019 este valor era del 50%.

“Para las empresas es mucho más difícil que antes diseñar un a convocatoria. Ya no se habla de reclutarlos sino de enamorarlos. Por supuesto que el salario sigue siendo importante, pero para esta generación la flexibilidad es el nuevo salario emocional. El recorrido laboral antes era más lineal, ahora es más en zig zag”.

Hay una grieta generacional“, sostiene Cabarcos. “Para los mayores de 40 trabajar poco y disfrutar mucho es falta de compromiso. La Generación Z se plantea ¿para qué tengo que trabajar 8 horas si lo podemos hacer en 4?. Ahí está el cortocircuito generacional”.

“Hoy para estos chicos tener cinco trabajos en diez años es algo que se valora, no buscan estar 10 años en la misma empresas. Entonces cuando la ecuación de tener una buena experiencia no está funcionando renuncian, no se quedan en lugares que tienen malos jefes que no enseñan”, resume Cabarcos. “Lo que estamos mostrando con este estudio es que esta es la punta del iceberg; el cambio llegó para quedarse”.

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