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Internacional

La historia de James Phillip Barnes, el hombre que estranguló a su esposa, mató a una enfermera con un martillo y será ejecutado este jueves en Estados Unidos

Rechazó cualquier recurso de defensa y pidió que su ejecución no se retrase porque quiere que se haga justicia por los asesinatos que confesó haber cometido.

“Dicen que no tengo remordimientos. Los tengo. No hay más preguntas sobre este caso y voy a ser ejecutado”, dijo James Phillip Barnes en una entrevista, a punto de convertirse este jueves en el quinto ejecutado a muerte del año en Florida por un fallo de una corte de Justicia en Estados Unidos.

Barnes, de 61 años, se convirtió al Islam en prisión y busca limpiar su conciencia durante el Ramadán, mes sagrado para aquella religión. El asesinato de Linda Barnes, su esposa, y el de Patricia “Patsy” Miller, una enfermera a la que mató a martillazos y luego prendió fuego, son los delitos por los que este jueves se le aplicará la inyección letal, aunque asegura haber cometido otros.

A las 18, hora local, en la Prisión Estatal de Florida, en Starke, en el condado de Bradford, tras rechazar la presentación de apelaciones e indicar su voluntad de que se le aplique la pena máxima, Barnes dejará de existir.

Será la quinta ejecución que se consume en Florida en lo que va del año y la número 103 desde que en 1976 se restableció la pena capital en el estado, donde actualmente hay 300 presos en el “corredor de la muerte”.

La pena quedó firme luego de que de que el gobernador Ron DeSantis firmara su sentencia de muerte el 22 de junio, a pesar de su puja contra activistas religiosos por el endurecimiento de las penas a las puertas del inicio de la carrera electoral rumbo a la Casa Blanca.

Ron Desantis, gobernador de Florida, enfrentado con activistas religiosos, insiste con endurecer penas y Barnes será el quinto ejecutado en lo que va del año. Foto Reuter.Ron Desantis, gobernador de Florida, enfrentado con activistas religiosos, insiste con endurecer penas y Barnes será el quinto ejecutado en lo que va del año. Foto Reuter.

El juez de circuito del condado de Brevard, Steve Henderson, emitió una orden el 28 de junio que decía que Barnes había desestimado “todos los procedimientos posteriores a la condena” para evitar su ejecución.

Hoy calvo, excedido de peso y fotografiado con una remera blanca debajo de su traje naranja que lo identifica como recluso, asegura que quiere “ver que se haga justicia en este caso”.

Barnes estranguló a su esposa e irrumpió en la casa de la enfermera, la violó, la golpeó y luego la mató con un martillo mientras estaba atada antes de prenderle fuego.

Henderson describió una conversación que mantuvo con el asesino y sostuvo que es “no solo competente, sino también inteligente”. Henderson escribió que Barnes “se mantuvo firme en que no quería que se produjera ningún proceso posterior a la condena, que quería aceptar la responsabilidad por sus acciones y proceder a la ejecución (su muerte) sin demora alguna”, reportan medios locales.

Durante una entrevista para un documental llamado On Death Row , realizado por el cineasta alemán Werner Herzog y emitido en 2012, Barnes dijo que había habido encuentros previos con Miller que lo habían dejado “terriblemente humillado”. Admitió que su asesinato fue premeditado.

Hábil para despistar a la policía durante la investigación y retrasarla al no dejar pistas, Barnes fue quien le resolvió las inquietudes a la justicia confesando una vez que fue señalado como sospechoso al encontrar su ADN en las escenas de los crímenes.

“Tengo una lista de cosas que voy a lograr. Y una de ellas es resolver todos los crímenes no resueltos que he cometido”, dijo en la obra audiovisual de Herzog, en un inusual rol de asesino y justiciero de sí mismo sin permitirse defenderse.

Después de que Barnes le dijera a Herzog que había asesinado a otras dos personas por las que nunca se había enfrentado a la justicia, el cineasta respondió que era poco probable que el Estado investigara, lo vuelva a procesar, enjuiciar y sentenciarlo.

Y se preguntó: “¿Cuál es el punto? Sólo quieren matarte. Rápido”, dijo Herzog. Barnes asintió. “Correcto”, respondió.

Cuando a Barnes lo aten a una camilla y le inyecten de manera continua una cantidad letal de diversos fármacos combinados, que producen, sucesivamente, inconsciencia, parálisis respiratoria y posterior paro cardíaco, habrá cumplido con su deseo de que se haga justicia y de haber “limpiado su conciencia”, ayudando a las autoridades a no dejar impunes, por lo menos, algunos crímenes.

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