El retraso en la siembra de trigo es palpable. Esto se debe a la continuidad de un clima seco a partir de la presencia de una tercera Niña, que se extendería hasta finales de 2022. Las coberturas en la campaña fina solo logran avanzar en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, donde la reserva hídrica es adecuada.
En este contexto, ayer en su informe semanal el Departamento de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires recortó su estimación de siembra. Con un panorama complejo en el centro-norte del área agrícola, el ajuste a la baja fue de 100 mil hectáreas y ahora la estimación es de 6,2 millones de hectáreas, de las cuales ya se sembraron el 85%, en medio de una fuerte caída de los precios internacionales del cereal y las complicaciones que deben enfrentar los productores por la suba de costos y el abastecimiento de gasoil y fertilizantes.
Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario informó que en la región núcleo la siembra de trigo termina como la más baja de los últimos 5 años. Al inicio del ciclo se proyectaba un 10% menos de trigo a sembrar respecto al año pasado, pero los lotes intencionados fueron cayendo a medida que se hizo más notoria la ausencia de lluvias, com un otoño que dejó un déficit de agua de entre 75 a 150 milímetros, con respecto a las medias históricas de lluvias. Es por eso que la intención de siembra fue un 23% menos que el 2021 y finaliza la misma con 1.3 millones de hectáreas, que son 400.000 hectáreas menos que en la campaña anterior y 150.000 menos de lo que se esperaba hasta hace una semana.
En la zona centro y norte de la provincia de Santa Fe, el clima condiciona las tareas de cosecha y siembra tras una semana de tenues lloviznas, aunque mayormente soleada y con poca nubosidad. Allí también el clima fue signado por un descenso en las temperaturas y heladas. Todo esto refrenó las labores agrícolas para cosechar sorgo granífero, maíz tardío y algodón. Asimismo la falta de lluvias, frenó la siembra fina, y donde logró avanzar fue a paso lento.
Según informes de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, el pronóstico para el área –en la recta final de la siembra de trigo- prevé que no se registren cambios y redundará sin duda en una menor superficie implantada. Allí el retraso en las coberturas es de 20 puntos porcentuales en comparación a similar fecha de la campaña anterior. Hasta el momento solo se logró cubrir el 70% del área triguera, es decir unas 252 mil hectáreas.
Especialistas de la Cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) consignaron también las demoras que exhibe la siembra de los cereales de invierno en la región de secano de Argentina, hecho que indicaron “obedecen a la escasez de humedad en el suelo, principalmente en el centro-oeste de esta región”. A todo esto, la situación planteada por las bajas temperaturas, que “podría disminuir la superficie estimada para el cereal a nivel nacional”. Asimismo, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, la buena disponibilidad de agua en el suelo permite que las labores para la campaña fina “avancen a buen ritmo”.
En cuanto al pronóstico climático de contar con un Niño-Oscilación del Sur, se abre una probabilidad del 52% que en julio, agosto y septiembre continúen las condiciones Niña. Para Adela Veliz, docente de Climatología y Fenología Agrícolas de la FAUBA, la notable disminución de humedad en la capa arable del suelo desde el sudeste de Buenos Aires hasta el centro-oeste de la región agrícola de secano demora las labores de siembra del trigo. A esto se debe sumar la ocurrencia de heladas, que hacen más lento todo el proceso. La situación es compleja debido a la influencia de tres Niñas consecutivas.
“Las lluvias de junio fueron extremadamente escasas, con valores muy por debajo de lo normal en casi todo el país, salvo en un área de la región chaqueña y en la cordillera norpatagónica, donde se registraron nevadas abundantes en los últimos días. Esa situación hizo que empeorara las condiciones de sequía en gran parte del área agrícola de secano, a excepción del sudeste de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, las condiciones deficitarias se acentuaron en el centro de Buenos Aires, en la zona núcleo y en gran parte de la provincia de Córdoba”, explicó Veliz, coautora del informe junto con Liliana Spescha y María Elena Fernández Long, docentes de la misma cátedra.
Otras opiniones
Por su parte, Liliana Spescha, para ejemplificar la situación descripta, presentó la evolución del almacenaje de agua en el suelo —tomando hasta un metro de profundidad en el perfil— en dos localidades con situaciones hídricas diferentes. “En Río Cuarto, Córdoba, los niveles de reserva vienen disminuyendo desde principios de año hasta valores por debajo del punto de marchitez permanente. En cambio, en la localidad bonaerense de Tres Arroyos, el estado de humedad del suelo se encuentra en condiciones muy favorables para las labores de siembra de trigo y para luego sustentar el inicio del cultivo”, dijo.
El informe destacó que en el resto de las regiones, las escasas reservas de humedad en los suelos, sumadas a las temperaturas bajas que se vienen registrando desde junio causaron, en muchos casos, fallas y retrasos en la emergencia del cereal. Esto provocaría un recorte en la superficie estimada a nivel nacional al principio de la campaña, que —según información de los organismos oficiales— se posicionó en 6,7 millones de hectáreas.
Además, es posible que los lotes donde no se llegue a sembrar trigo, por quedar fuera de la ventana de siembra para los ciclos correspondientes, se destinen a maíz temprano en los próximos meses. “Más allá del efecto en el arranque de la campaña fina —agregó Spescha—, también hay que considerar el impacto en la producción ganadera por una menor productividad de los pastizales y las pasturas. Por esto, en muchos establecimientos, los productores se ven obligados a usar las reservas anticipadamente o a afrontar gastos no previstos de suplementación”.