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Coronavirus

Las evidencias por las que piden una nueva investigación para determinar si el COVID-19 se originó en un laboratorio

De acuerdo con un reporte de la Academia de Ciencia de EEUU, hay indicios que no fueron tomados en cuenta durante los estudios previos por lo que sostienen dos hipótesis sobre la aparición del coronavirus que deben ser evaluadas en forma independiente y transparente para dar con la causa de la pandemia

El origen del coronavirus ha generado un gran debate por parte de la comunidad científica internacional, sobre todo teniendo en cuenta los esfuerzos del régimen de China para ocultar información y su persecución a quienes denunciaron irregularidades en la forma en que las autoridades del país asiático enfrentaron los primeros brotes del virus.

Hasta el momento hay dos hipótesis de cómo surgió el SARS-CoV-2: la primera, plantea que fue a través de la exposición humana a un animal infectado. Y la segunda, que el virus escapó de un laboratorio en la ciudad china de Wuhan.

Algunos expertos han denunciado las dificultades para recolectar muestras o la falta de evidencia clave desde los primeros brotes, lo cual hubiese sido de gran ayuda para que los científicos entendieran mejor el virus. El reclamo a China por una mayor transparencia es una constante entre los científicos.

Adicionalmente a los esfuerzos de Beijing por entorpecer una investigación seria, los datos disponibles dentro de Estados Unido que incluyen secuencias virales recopiladas como parte del proyecto Predict, sumado a otros programas similares en Norteamérica, arrojarían luz sobre el origen del COVID-19 que ha dejado más de 6 millones de muertos en el mundo.

Algunos expertos han denunciado las dificultades para recolectar evidencia o la falta de evidencia clave desde los primeros brotesAlgunos expertos han denunciado las dificultades para recolectar evidencia o la falta de evidencia clave desde los primeros brotes

INVESTIGACIONES ESENCIALES EN EEUU

En 2021, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, encargó a la Comunidad de Inteligencia del país (IC, por sus siglas en inglés) que investigara el origen del COVID-19.

Así, el IC escribió que, “todas las agencias evalúan que dos hipótesis son plausibles: la exposición natural a un animal infectado y un incidente relacionado con un laboratorio”. Además, aclara que “lo más probable es que se necesite la cooperación de China para llegar a una evaluación concluyente de los orígenes de COVID-19″.

De acuerdo con un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, por los científicos, Neil L. Harrison y Jeffrey D. Sachs, se afirma que, “se podría aprender mucho investigando el trabajo apoyado y basado en los EEUU que estaba en marcha y en colaboración con instituciones con sede en Wuhan, incluido el Instituto de Virología de Wuhan (WIV), China. Todavía no está claro si el IC investigó estas actividades apoyadas y basadas en los EEUU. Si lo hizo, aún tiene que poner alguno de sus hallazgos a disposición de la comunidad científica de EEUU para un análisis y una evaluación independientes y transparentes”.

El experto explica que gran parte del trabajo sobre CoV, similares al SARS realizado en Wuhan, fue parte de un programa de investigación científica activo y altamente colaborativo entre EEUU y China y con la participación de investigadores de varias instituciones estadounidenses. “Por esta razón, es importante que las instituciones estadounidenses sean transparentes sobre cualquier conocimiento de las actividades detalladas que se estaban llevando a cabo en Wuhan y en los Estados Unidos”, reafirma, e insta a que si otras instituciones de investigación en otros países estuvieron involucradas también se les pida que presenten información relevante .

Las instituciones estadounidenses participantes incluyen la Asociación Europea de Hematología (EHA), por sus siglas en inglés, la Universidad de Carolina del Norte (UNC), la Universidad de California en Davis (UCD), el Instituto Nacional de Salud (NIH), por sus siglas en inglés y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID).

“EHA, UNC, NIH, USAID y otros socios de investigación no han revelado sus actividades a la comunidad científica de los EEUU ni al público, sino que han declarado que no estaban involucrados en ningún experimento que podría haber resultado en el surgimiento de SARS-CoV- 2″, denuncia el economista. “El NIH ha declarado específicamente que existe una distancia evolutiva significativa entre las secuencias virales publicadas y la del SARS-CoV-2 y que el virus pandémico no pudo haber resultado del trabajo patrocinado por el NIH. Por supuesto, esta declaración es tan buena como los datos limitados en los que se basa”.

“Aunque el NIH y USAID se han resistido enérgicamente a la divulgación completa de los detalles del programa de trabajo de EHA-WIV-UNC, varios documentos filtrados al público o publicados a través de la Ley de Libertad de Información (FOIA) han generado inquietudes”, asegura.

“Estas propuestas de investigación dejan en claro que la colaboración EHA-WIV-UNC participó en la recopilación de una gran cantidad de virus similares al SARS hasta ahora no documentados y se dedicó a su manipulación dentro del nivel de seguridad biológica (BSL) -2 y de las instalaciones de laboratorio BSL-3, lo que genera preocupaciones de que un virus en el aire podría haber infectado a un trabajador de laboratorio”.

También escribe que otros han discutido una variedad de escenarios, incluida una infección que involucró un virus natural recolectado del campo o quizás un virus manipulado en uno de los laboratorios.

DETALLES SOBRESALIENTES

De acuerdo con el informe de la Proceedings of the National Academy of Sciences, las preocupaciones que crecieron tras la detección de una furina inusual (FCS) en el SARS-CoV-2 que aumenta la patogenicidad y la transmisibilidad del virus en relación con virus relacionados como el SARS-CoV-1.

Se trata de una una enzima sintetizada y cuya función es la división de aminoácidos para que las proteínas se vuelvan funcionantes

De acuerdo con el informe de la Proceedings of the National Academy of Sciences, las preocupaciones que crecieron tras la detección de una furina inusual (FCS) en el SARS-CoV-2 que aumenta la patogenicidad y la transmisibilidad del virus en relación con virus relacionados como el SARS-CoV-1De acuerdo con el informe de la Proceedings of the National Academy of Sciences, las preocupaciones que crecieron tras la detección de una furina inusual (FCS) en el SARS-CoV-2 que aumenta la patogenicidad y la transmisibilidad del virus en relación con virus relacionados como el SARS-CoV-1

“Desde las primeras semanas después de que la secuencia del genoma del SARS-CoV-2 estuvo disponible, los investigadores han comentado sobre la presencia inesperada del FCS dentro del SARS-CoV-2, lo que implica que el SARS-CoV-2 podría ser un producto de manipulación de laboratorio. En un artículo de revisión que argumentaba en contra de esta posibilidad, se afirmó que la secuencia de aminoácidos del FCS en el SARS-CoV-2 es una secuencia inusual y no estándar para un FCS y que nadie en un laboratorio diseñaría un FCS tan novedoso”, señala el reporte.

Sin embrago, los científicos señalan que la enzima no es tan inusual como se pensaba, ya que también se encuentra en funciones de órganos vitales como los riñones, el colón y las vías respiratorias (subunidad α del ENaC humano).

Aunque la secuencia FCS humano es idéntica en chimpancé, bonobo, orangután y gorila, según indica el reporte. El material biológico diverge en todas las demás especies, incluso en primates, excepto en una especie no humana que no es un gran simio con la misma secuencia, un murciélago que se encuentra en Europa y Asia occidental; otras especies de de estos mamíferos, incluido el Rhinolophus ferrumequinem, tienen una secuencia FCS diferente.

“Una consecuencia de este ‘mimetismo molecular’ entre el FCS del pico de SARS CoV-2 y el FCS del ENaC humano es la competencia por la furina del huésped en la luz del aparato de Golgi, donde se procesa el pico de SARS-CoV-2. Esto da como resultado una disminución en la expresión de ENaC humano. Una disminución en la expresión de ENaC humano compromete la función de las vías respiratorias y se ha implicado como un factor contribuyente en la patogénesis de COVID-19. Otra consecuencia de este sorprendente mimetismo molecular se evidencia en la aparente reactividad cruzada con ENaC humano de anticuerpos de pacientes con COVID-19, con los niveles más altos de anticuerpos con reacción cruzada dirigidos contra este epítopo que se asocian con la enfermedad más grave”, añade el informe.

Los investigadores desconocen si la inserción del FCS fue el resultado de la evolución natural, a través de un evento de recombinación en un mamífero intermedio o un humano. O se trató del resultado de una introducción deliberada del FCS en un virus similar al SARS como parte de un experimento de laboratorio.

“Sabemos que la inserción de tales secuencias FCS en virus similares al SARS fue un objetivo específico del trabajo propuesto por la asociación EHA-WIV-UNC dentro de una propuesta de subvención de 2018 (“DEFUSE”) que se envió a los Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de EEUU Agencia (DARPA). La propuesta de DARPA de 2018 no fue financiada, pero no sabemos si parte del trabajo propuesto se llevó a cabo posteriormente en 2018 o 2019, quizás utilizando otra fuente de financiación.”, explica.

Los investigadores también saben que este equipo de investigación estaría familiarizado con varios experimentos anteriores relacionados con la inserción exitosa de una secuencia FCS en el SARS-CoV-1 y otros coronavirus, y tenían mucha experiencia en la construcción de quiméricos similares al SARS.

El laboratorio de Wuhan niega haber dejado escapar el coronavirusEl laboratorio de Wuhan niega haber dejado escapar el coronavirus

Además, los investigadores también conocían sobre la secuencia FCS y el mecanismo de activación dependiente de FCS del ENaC α humano, que se caracterizó ampliamente en la UNC.

“Para un equipo de investigación que evalúa el potencial pandémico de los coronavirus relacionados con el SARS, el FCS de ENaC humano, un FCS que se sabe que se escinde de manera eficiente por la furina del huésped presente en la ubicación objetivo (células epiteliales) de un órgano objetivo importante (pulmón), del organismo objetivo (humano): podría ser una elección racional, si no obvia, de FCS para introducir en un virus para alterar su infectividad, en línea con otros trabajos realizados anteriormente”, dicen los científicos.

El informe señala que el goteo constante de información inquietante ha arrojado una nube oscura sobre la investigación del caso.

“El NIH podría decir más sobre el posible papel de sus beneficiarios en el surgimiento del SARS-CoV-2, pero la agencia no ha revelado al público la posibilidad de que el SARS-CoV-2 haya surgido de un evento asociado con la investigación, a pesar de que varios investigadores expresaron esa preocupación el 1 de febrero de 2020, en una conversación telefónica que fue documentada por correo electrónico. Esos correos electrónicos se dieron a conocer al público sólo a través de la FOIA y sugieren que el liderazgo de los NIH asumió un papel temprano y activo en la promoción de la ‘hipótesis zoonótica’ y el rechazo de la hipótesis asociada al laboratorio, precisan.

Los científicos no afirman “que la manipulación de laboratorio estuvo involucrada en la aparición del SARS-CoV-2, aunque es evidente que podría haberlo sido”. Sin embargo, señalan que hasta la fecha “no ha habido ningún examen científico independiente y transparente del alcance total de las pruebas basadas en los Estados Unidos”.

Los investigadores saben que gran parte de la información vital aún reside en China, en los laboratorios, muestras de hospitales e información epidemiológica temprana que aún no está disponible para la comunidad científica.

“Solo una investigación independiente y transparente, tal vez como una investigación bipartidista del Congreso, revelará la información que se necesita para permitir un proceso científico completo de escrutinio y evaluación”, concluyen.

El reporte publicado por la Academia Nacional de Ciencia de Estados Unidos, fue escrito por el economista y profesor universitario, Jeffrey Sachs, quien es reconocido por su trabajado destacado en el campo de la macroeconomía y el desarrollo sostenible para combatir la pobreza, lo cual lo llevó a ser asesor especial de las Naciones Unidas en relación con los Objetivos del Milenio. Y por Neil Harrison, profesor de anestesiología y catedrático de farmacología molecular, además de miembro del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, Nueva York.

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