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Coronavirus

Moderna por Sputnik: 8 de cada 10 vacunas aplicadas ahora son segundas dosis, pero hay una mala noticia

El 60% de los que esperaban hace 4 meses la segunda dosis de la rusa Sputnik V lograron completar en los últimos días sus esquemas con las vacunas que donó EE.UU. Otro dato ensombrece el operativo

Transcurrida la primera semana de agosto, se confirma que el Gobierno comenzó a cumplir con su plan de acelerar las segundas dosis ante el temor que genera la circulación comunitaria de la variante Delta. Esto se ve reflejado en las cifras de vacunación diarias. La buena noticia es que el número de personas que ya tiene los esquemas completos crece con ímpetu.

Al mismo tiempo, se consolida lo que Clarín adelantó la semana pasada: el previsible freno de la vacunación con primeras dosis. Algo que en principio no sería tan preocupante si no fuera por la mala noticia que lo acompaña: pese a que el contexto sanitario exige que el motor de las aplicaciones esté más afinado que nunca, el ritmo cotidiano de la vacunación bajó.

De las 276.050 dosis diarias que se aplicaron en promedio durante los últimos cinco días, 215.831 han sido segundas dosis. Esto es el 78 por ciento, casi ocho de cada diez. A la vez, el ritmo general de vacunación ha caído -según la media de los últimos siete días- 13 por ciento con respecto al nivel que sostuvo en la segunda quincena de julio.

La aplicación de segundas dosis se aceleró desde el momento en que se confirmó que las vacunas de Moderna y AstraZeneca podían ser utilizadas como complementos del primer componente de la vacuna Sputnik V. En los últimos cinco días fueron inoculadas ya 6 de cada 10 personas que llevaban más de 4 meses de espera con una dosis de la vacuna rusa.

La mayor disponibilidad para apretar el acelerador de las segundas dosis surgió de los 3,5 millones de vacunas de Moderna que donó el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. El Gobierno argentino destinó una parte a los menores con comorbilidades y el resto a cubrir el largamente subestimado bache dejado por las promesas incumplidas de Vladimir Putin.

Una mujer recibe una dosis de AstraZeneca en provincia de Buenos Aires, el sábado. Foto: Reuters

Una mujer recibe una dosis de AstraZeneca en provincia de Buenos Aires, el sábado. Foto: Reuters

Habida cuenta del stock existente, la cifra de segundas dosis aplicadas por día debería seguir aumentando si el objetivo es cumplir con lo anunciado la semana pasada por el presidente Alberto Fernández: inocular a más de 7 millones de personas con segundas dosis durante agosto. Al ritmo actual se llegaría a poco más de 6 millones a fin de mes.

Se estima que con esa cantidad se podría cubrir los esquemas completos de vacunación de, al menos, el 60 por ciento de los mayores de 50 años. Poder equiparar todas las primeras dosis con las segundas, en cambio, llevará bastante más tiempo si no se logra incrementar el desparejo ritmo de las aplicaciones.

Stock de vacunas no falta: según el último dato del Monitor Público de Vacunación, hay 6 millones de vacunas que ya se han distribuido en las provincias y no han sido aplicadas. En la provincia de Buenos Aires no sólo no han logrado reducir el propio stock, sino que ha aumentado: hoy es de 2,4 millones de dosis.

En la Ciudad quedan apenas 55 mil vacunas para aplicar, cantidad que se agotaría en un día y medio. La Pampa sigue siendo la provincia con mayor eficacia: no sólo está al día, sino que vuelve a ostentar una mayor cantidad de vacunas aplicadas que recibidas, producto de aprovechar las dosis extra que permiten extraer los viales.

Los buenos resultados arrojados por los ensayos de combinación de vacunas le han quitado al Gobierno el peso del principal reclamo social de los últimos meses de pandemia: la gente que esperaba sin respuesta las segundas dosis de Sputnik V. Pero a la vez esa solución le sumó una presión: acelerar o no acelerar los esquemas de vacunación completos ya no depende de Rusia.

La Sputnik de tapa azul, la que más se consigue. Falta la roja. Foto: Reuters

La Sputnik de tapa azul, la que más se consigue. Falta la roja. Foto: Reuters

Para lo que queda de este mes el Gobierno espera la llegada de más dosis de AstraZeneca, que son por ahora el otro parche posible para subsanar el déficit de la Sputnik V. El arribo de lotes de la vacuna de Oxford se ha detenido en los 9,9 millones de dosis: quedan más de 12 millones por llegar.

El Fondo Ruso de Inversión Directa, por su parte, volvió a prometer que regularizaría finalmente sus entregas del componente 2 entre agosto y septiembre. Fue en una oportuna gacetilla difundida el jueves, mismo día en que Argentina le anunciaba “al mundo” que suplantarían la Sputnik por Moderna. Luego, ambos países sacaron un comunicado en el que aseguraron que seguirían “trabajando juntos”.

Más segundas dosis adeudadas de la vacuna rusa se irán sumando en las próximas semanas, que deberán ser cubiertas tanto con lo que pueda producir el Instituto Gamaleya u otros laboratorios contratados para escalar la fabricación. A eso se agregará lo que pueda aportar el laboratorio argentino Richmond, que formula y envasa el principio activo que llega desde Moscú.

La “deuda Sputnik” ha crecido en la Argentina hasta acumular un faltante total de 6,9 millones de segundas dosis, por lo que lo que hasta aquí se ha logrado cubrir es apenas un 14 por ciento de esa magnitud. De todos modos, la flamante versatilidad inmunitaria de las vacunas disponibles hace que ahora el horizonte se vea con menos nubarrones.

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