La diferencia es cada vez menor y deja de justificar los inconvenientes que presenta operar en canales alternativos. La oferta potencial es de unos USD 500 millones mensuales
La reducción de la brecha cambiaria podría tener un efecto impensado hasta hace pocas semanas en el mercado cambiario. Los ahorristas, que desde hace años se vuelcan a canales alternativos al oficial para hacerse y desprenderse de dólares, podrían volver al banco para cambiar sus divisas en vez de hacerlo en efectivo en el mercado informal u operar dólar MEP. Esta última opción se masificó aceleradamente en los últimos dos años, con su incorporación en las billeteras virtuales.
Con una brecha que llegó a superar 150%, cambiar dólares a través del mercado oficial no resistía ninguna lógica económica. Lo mismo con una brecha mucho menor como la que se registra desde que asumió el gobierno de Javier Milei. Pero con una diferencia de apenas 9% entre el blue y el dólar oficial (con el MEP es incluso menor) como la que se verificó ayer, la ecuación de costo-beneficio de operar por mecanismos alternativos en vez de vender dólares por homebanking cambia drásticamente.
La oferta de dólares en el mercado cambiario oficial tendría un incremento adicional al que ya provee la liquidación del sector agropecuario
Así, el Banco Central podría esperar que se abra una nueva canilla de dólares, proveniente de los pequeños y medianos ahorristas que llegaron a cambiar, en tiempos sin cepo, hasta USD 500 millones de dólares mensuales.
El economista Amílcar Collante recordó que en 2018 y 2019, unas 500.000 personas humanas vendían dólares todos los meses. En tanto, de acuerdo a la última información oficial publicada por el Banco Central, en septiembre sólo 174.000 personas lo hicieron. La brecha hoy es menor que ese mes lo cual para Collante implica que “debería aumentar” la cantidad de transacciones a través del mercado oficial.
De confirmarse, la oferta de dólares en el mercado cambiario oficial tendría un incremento adicional al que ya provee la liquidación del sector agropecuario, que en las últimas jornadas comenzó disminuir el ingreso de divisas, y también el financiamiento que obtienen empresas en bancos y el mercado de capitales. El aporte probablemente sería marginal pero todo suma a la hora de sostener la racha compradora que la autoridad monetaria ha encadenando desde mediados de agosto. Sólo en noviembre, el BCRA compró más de USD 1.600 millones. Sin embargo, las reservas netas no terminan de recuperarse y siguen en torno a los USD 6.000 millones negativos.
En ese resultado, influyen los preparativos para el pago de la deuda. El ministro de Economía, Luis Caputo, repitió una y otra vez que no buscarán ir al mercado para refinanciar los vencimientos que operan el 9 de enero, por un total de USD 4.200 millones, y que tampoco avanzará en un canje de deuda para diferir esos pagos. Así, los dólares para enfrentar esos pagos, como ocurrió también durante el año, saldrán de las arcas del Central. De hecho, el Tesoro ya realizó dos operaciones de compra de divisas para afrontar los compromisos de capital mientras que los fondos para el pago de intereses de esos bonos, que suman USD 1.500 millones, fueron al menos una parte ya girados al exterior.
Existe, con todo, la posibilidad de moderar ese impacto. Esto porque si avanza antes de fin de año la revisión de las metas de junio del acuerdo, algo que luce improbable dado que a partir de mediados de diciembre se suspende prácticamente la actividad en Washington, el Gobierno podría recibir el desembolso pendiente por casi USD 1.000 millones. La cifra podría amortiguar la caída de las reservas netas aunque no haría una diferencia sustancial. Eso a menos de que, además del desembolso pendiente, se logre también cerrar el nuevo acuerdo que regiría a partir de 2025, el que podría incluir una inyección de fondos frescos, tal como se negocia por ahora, con pie de plomo.