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Coronavirus

¿Por qué la nación más vacunada del mundo vive una nueva ola de coronavirus?

Seychelles, la nación más vacunada del mundo, ha tenido un aumento de casos a pesar de que gran parte de su población fue inoculada con la vacuna china Sinopharm.

Marie Neige, operadora de un call center de las Seychelles, estaba impaciente por vacunarse. Al igual que a la mayoría de los habitantes de la pequeña nación insular, se le ofreció la vacuna de Sinopharm de China en marzo y estaba ansiosa por estar totalmente protegida en cuestión de semanas.

El domingo, dio positivo en el test de coronavirus.

“Quedé shockeada”, dijo Neige, de 30 años, que está aislada en su casa. Dice que ha perdido el olfato y el gusto y que le duele un poco la garganta. “Se suponía que la vacuna nos protegería, no del virus, pero sí de los síntomas”, señaló. “Yo tomaba todas las precauciones”.

China esperaba que sus vacunas Sinopharm fueran el eje de su programa de diplomacia de vacunas: una dosis fácil de transportar que protegería no sólo a los ciudadanos chinos sino también a gran parte del mundo en desarrollo. Como gesto de buena voluntad, China ha donado 13,3 millones de dosis de Sinopharm a otros países, según Bridge Beijing, consultora que hace un seguimiento del impacto de China en la salud mundial.

En cambio, la empresa, que fabricado dos variedades de vacunas contra el coronavirus, se enfrenta a crecientes dudas sobre la inmunización. Primero fue la falta de transparencia de los datos de sus ensayos de fase tres. Ahora, Seychelles, la nación más vacunada del mundo, ha tenido un aumento de casos pese a que gran parte de la población fue inoculada con Sinopharm.

Para los 56 países que cuentan con la vacuna de Sinopharm para que los ayude a detener la pandemia, la noticia es un revés.

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Las diferencias

Durante meses, los expertos en salud pública se habían abocado a tratar de salvar la diferencia de acceso entre los países ricos y los pobres. Ahora, los científicos advierten que las naciones en desarrollo que opten por utilizar las vacunas chinas, que tienen porcentajes de eficacia relativamente más bajos, podrían acabar quedando rezagados respecto de los países que eligen las vacunas fabricadas por Pfizer-BioNTech y Moderna. Esa diferencia podría permitir que la pandemia continúe en países que tienen menos recursos para combatirla.

“Es muy necesario utilizar vacunas de alta eficacia para obtener ese beneficio económico porque, de lo contrario, van a vivir con la enfermedad a largo plazo”, dijo Raina MacIntyre, que dirige el programa de bioseguridad del Instituto Kirby de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sídney. “La elección de la vacuna es importante”.

En ningún lugar las consecuencias han sido más claras que en Seychelles, que dependía en gran medida de la vacuna de Sinopharm para inocular a más del 60% de la población. Esta pequeña nación insular del océano Índico, situada al noreste de Madagascar y con una población de poco más de 100.000 habitantes, está luchando contra una ola de coronavirus y ha tenido que volver a imponer un confinamiento.

De la población vacunada que ha recibido dos dosis, el 57% recibió la de Sinopharm y el 43% la de AstraZeneca. El 37% de los nuevos casos activos corresponde a personas con vacunación completa, según el Ministerio de Salud, que no precisó cuántas personas de ese grupo se vacunaron con Sinopharm.

“A primera vista, se trata de una conclusión alarmante”, dijo el Dr. Kim Mulholland, pediatra del Instituto de Investigación Infantil Murdoch de Melbourne (Australia), que ha participado en la supervisión de numerosos ensayos de vacunas, entre ellos los de la vacuna contra el COVID-19.

Mulholland dijo que los informes iniciales de Seychelles se correlacionan con un porcentaje de eficacia del 50% para la vacuna, en lugar del 78,1% que promociona la empresa.

“Esperaríamos que, en un país donde la gran mayoría de la población adulta está inmunizada con una vacuna eficaz, la enfermedad desapareciera”, dijo.

Villas exclusivas en North Island, Seychelles. Foto: Shutterstock

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Los científicos afirman que los brotes de contagios son normales porque ninguna vacuna es 100% efectiva. Pero la experiencia de Seychelles contrasta con la de Israel, que tiene la segunda cobertura de vacunación más alta del mundo y ha conseguido derrotar al virus. Un estudio ha demostrado que la vacuna de Pfizer que utilizó Israel tiene una eficacia del 94% en la prevención de la transmisión. El miércoles, el número de nuevos casos diarios confirmados de COVID-19 por millón de habitantes en Seychelles era de 2.613,38, frente a 5,55 de Israel, según el proyecto The World In Data.

Contagio sí, enfermedad no

Wavel Ramkalawan, presidente de Seychelles, defendió el programa de vacunación del país diciendo que las vacunas de Sinopharm y AstraZeneca han “sido muy útiles para nuestra población”. Señaló que la vacuna de Sinopharm se administró a personas de entre 18 y 60 años y que, en este grupo etario, el 80% de los pacientes que debieron ser hospitalizados no estaban vacunados.

“La gente puede estar contagiada, pero no está enferma. Sólo un pequeño número lo está”, declaró a la Agencia de Noticias de Seychelles. “Así que lo que está ocurriendo es normal”.

Sylvestre Radegonde, ministro de Relaciones Exteriores y Turismo, dijo que el aumento de casos en Seychelles se produjo en parte porque la gente había bajado la guardia, según la Agencia de Noticias de Seychelles. Sinopharm no respondió a un pedido de declaraciones.

En respuesta a un artículo de The Wall Street Journal sobre Seychelles, una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China culpó a los medios occidentales de tratar de desacreditar las vacunas chinas y “tener la mentalidad de que ‘todo lo que tiene que ver con China tiene que ser desprestigiado'”.

En una conferencia de prensa, Kate O’Brien, directora de inmunizaciones de la Organización Mundial de la Salud, dijo que el organismo está evaluando el aumento de los contagios en Seychelles y calificó la situación de “complicada”. La semana pasada, la organización aprobó la vacuna de Sinopharm para uso de emergencia, lo que permite abrigar esperanzas de solucionar la escasez mundial de oferta.

Dijo que “algunos de los casos que se están informando se producen poco después de recibir una sola dosis o poco después de una segunda dosis o entre la primera y la segunda dosis”.

Según O’Brien, la OMS está estudiando las cepas que circulan actualmente en el país, cuándo se produjeron los casos en relación con el momento en que una persona recibió las dosis y la gravedad de cada caso. “Sólo haciendo ese tipo de evaluación podremos determinar si se trata o no de fallas de la vacuna”, dijo.

Pero algunos científicos afirman que cada vez es más evidente que la vacuna de Sinopharm no ofrece un camino claro hacia la inmunidad de rebaño, sobre todo si se tienen en cuenta las múltiples variantes que están apareciendo en todo el mundo.

Los gobiernos que utilizan la vacuna de Sinopharm “tienen que suponer una tasa de fracaso significativa y planificar en consecuencia”, dijo John Moore, experto en vacunas de la Universidad Cornell. “Tienen que alertar al público respecto de que todavía tiene una posibilidad considerable de contagiarse”.

Muchos en Seychelles dicen que el gobierno no ha hablado claro.

“Mi pregunta es: ¿por qué ha presionado a todo el mundo para que se la dé?” dijo Diana Lucas, camarera de 27 años que dio positivo el 10 de mayo. Dijo haber recibido la segunda dosis de la vacuna de Sinopharm el 10 de febrero.

Emmanuelle Hoareau, de 22 años, abogada del gobierno, dio positivo el 6 de mayo tras recibir la segunda dosis de la vacuna Sinopharm en marzo. “No tiene sentido”, declaró. Dijo que el gobierno no había dado suficiente información al público sobre las vacunas.

“No le están explicando a la gente la situación real”, dijo. “Es un gran problema: mucha gente se está contagiando”.

La madre de Hoareau, Jacqueline Pillay, es enfermera en una clínica privada de Victoria, la capital. Dice creer que hay una nueva variante en Seychelles debido a la afluencia de extranjeros que han llegado en los últimos meses. El país, que depende del turismo, abrió sus fronteras el 25 de marzo a la mayoría de los viajeros sin obligación de que hicieran cuarentena.

“Ahora la gente está muy asustada”, dijo Pillay, de 58 años. “Cuando se le da la información correcta, la gente no especula”.

Las autoridades sanitarias últimamente han aparecido en la televisión para animar a los que sólo han recibido la primera dosis de la vacuna de Sinopharm a que vuelvan para vacunarse con la segunda. Pero Pillay dijo que le enoja que el comisario de salud pública no haya explicado por qué las vacunas no parecen funcionar tan bien como deberían.

“Creo que mucha gente no va a volver”, dijo Pillay.

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