Solo el 24% de los argentinos, es decir 1 de cada 4, logró completar estudios terciarios o universitarios. Ese porcentaje lo ubica muy por debajo del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pero por encima de varios países de Latinoamérica.
Los datos surgen de un nuevo informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano en base a información publicada por la OCDE que data de 2021. La Argentina en ese ranking se ubica en el puesto 36 entre 44 naciones que fueron incluidas en el listado.
El promedio de la OCDE, que se compone en su mayoría de países desarrollados, es de 41% de personas con al menos estudios terciarios completos. En la Argentina ese indicador es del 24%, pero le alcanza para superar a otros países de la región como Colombia (22%), Brasil y México (ambos con el 21%). Dentro de Latinoamérica queda por debajo de Chile (31%) y de Costa Rica (25%).
En la Argentina, el nivel educativo alcanzado por el mayor porcentaje de la población de 25 a 64 años de edad es el secundario completo, con el 42%. Si se agrupa a la población que no logró terminar la educación obligatoria, las cifras alcanzan al 33 por ciento. En ese apartado, el país ocupa el lugar 32 del ranking.
“Definitivamente el bajo porcentaje de graduados es esperable dada la situación general del país, fundamentalmente desde lo educativo. En este sentido, nos desplomamos. Pensemos que a mediados de los 1950, 1 de cada 3 estudiantes universitarios en América Latina era argentino. Hoy, Chile gradúa más que nosotros. En 2021, en este país se graduaron 159.000 profesionales y en Argentina, en 2020, 132.000. Y la población chilena es la mitad que la nuestra”, le dijo a Infobae Marcelo Rabossi, investigador de la Universidad Torcuato Di Tella.
Para el especialista en educación superior, además de la cantidad, el problema radica en la calidad del capital humano que sale de la secundaria con conocimientos endebles. “Cuando comparás los conocimientos de un graduado secundario en relación a un equivalente de los países top de Asia como Japón, Taiwán, Corea del sur y Singapur, según las pruebas internacionales, hay tres años de diferencia. Un graduado argentino tiene el nivel de conocimiento de un oriental que recién completó segundo año de la secundaria. Y esto luego se refleja en las tasas de abandono universitario”, advirtió.
Hoy menos de 6 de cada 10 jóvenes de entre 18 y 24 años completó el secundario. Según Rabossi, los que logran completarlo, en general, no tienen las competencias necesarias para “resistir” las demandas que le impone una carrera superior. De hecho, solo 6 de cada 10 de los nuevos inscriptos llega a completar el primer año universitario. Luego, con el correr de los años, la matrícula continúa en caída hasta cifras muy bajas de obtención del título.
El ranking que elaboró el CEA lo encabeza Canadá, con el 61% de su población con al menos estudios terciarios completados. Le siguen Japón, (55%), Irlanda (53%) y Corea (51%). Mientras tanto, en el otro extremo se encuentra Indonesia (13%), India (13%) y Sudáfrica (16%).
“Hoy por hoy hay un problema de origen. Pobreza por un lado, un mal sistema de retención de alumnos en el nivel secundario. Puntualmente estudiantes que abandonan y un Estado no sale a identificarlos y a buscarlos para que regresen. Sumémosle la mala formación que reciben en el secundario, docentes secundario no muy bien formados para enfrentar la situación, y luego una universidad rígida, con carreras largas. Entonces, no debe extrañarnos la magra formación de capital humano que estamos teniendo. Y esto nos está condicionando e hipotecando el futuro”, concluyó Rabossi.
A menor formación, más desempleo
Las cifras representan un problema evidente, que alcanza al mercado laboral. Tal como señala el informe de la OCDE, hay una correlación positiva entre el nivel educativo alcanzado y la tasa de empleo. Mientras más alto es el título logrado, más chances de tener un trabajo. Y allí Argentina no es la excepción: quienes no terminaron el secundario tienen una tasa de empleo del 66%, mientras que entre los que lo finalizaron asciende al 73%. Para aquellos que culminaron el terciario, dicha tasa es del 85%, y para los que hicieron un doctorado sube al 93%.
“Los datos publicados por la OCDE ponen de manifiesto que lograr un mayor nivel educativo mejora las probabilidades de acceder a un empleo, al mismo tiempo que ayuda a que los jóvenes no queden en situación de Ni-Ni, es decir de ni estudiar ni trabajar. Es por ello que no sólo se debe fomentar la inscripción de los jóvenes en los niveles secundario y terciario, sino sobre todo la finalización de dichos estudios”, señaló Alieto Guadagni, director del CEA.
En la franja etaria de 25 a 29 años, el 23,8% no estudia ni trabaja (Ni-Ni). Entre aquellos jóvenes que no lograron terminar la secundaria, un 35% no estudia ni trabaja, mientras que el 61% solo trabaja y el 3% continúa estudiando. A medida que asciende el nivel educativo, baja el porcentaje de “Ni-Ni”. De los que alcanzaron secundario completo, el 28% tiene esa condición, el 70% trabaja y el 2% sigue estudiando. De quienes consiguieron un título terciario, apenas el 9% se encuentra en situación de “Ni-Ni”, el 40% trabaja y el 50% sigue sus estudios.
Al comparar el porcentaje de Ni-Ni con el resto de países, la Argentina ocupa el lugar 31 de los 38 países incluidos en el listado. El ranking lo lidera Países Bajos con apenas el 4,6% de jóvenes que no estudian ni trabajan, mientras que en último lugar se encuentra Sudáfrica con el 44%.