Los científicos determinaron que la extraña figura de más de 8 metros de largo es un pirosoma, conformado por cientos de zooides.
Mientras cumplían tareas rutinarias en aguas de Nueva Zelanda, dos buzos se toparon con una suerte de gigantesco gusano y dieron aviso a las autoridades costeras. Al principio, el cuerpo de unos 8 metros de largo había sido confundido por sus descubridores como una larga bolsa de plástico.
La inesperada experiencia de Steve Hathaway y Andrew Buttle se produjo en el océano Pacífico, en medio de la tarea de filmación de escenas para un corto publicitario que realizaban los dos profesionales. De pronto, en la grabación se colaron los llamativos movimientos de la sorprendente figura estilizada.
En un artículo publicado por la revista especializada “Life Sciences”, los científicos caracterizaron el extraño habitante submarino como “pirosoma”, una colonia conformada por cientos de zooides, que trabajan conjuntamente para desplazarse en el agua.
Una experiencia “increíble”
La acción colectiva de esos organismos da forma a una especia de enorme dedal, que presenta una abertura en uno de sus extremos. “Nadar a su alrededor fue increíble. Vimos cientos de miles de criaturas diminutas en primer plano”, describió Buttle.
El pirosoma también es denominado “cucaracha de mar” por la comunidad científica. Foto: YouTube
Los pequeños cuerpos multicelulares -pertenecientes a la familia de los urocordados o tunicados- tienen la capacidad de alimentarse por filtración, ya que bombean agua a través de sus cuerpos para poder atrapar fitoplancton, bacterias o excrementos de distintos animales.
Estos seres vivos son también denominados “cucarachas de mar”, por su aptitud para sobrevivir gracias a la posibilidad de filtrar alimentos, incluso en las zonas más inhóspitas. Generalmente salen a nadar en la superficie del mar, en busca de comida, durante las noches.
Cuerpo brillante
Los pirosomas tienen la costumbre de regresar a las profundidades -su hábitat natural- cuando sale el sol, con el fin de evitar los ataques de sus depredadores. Su cuerpo tubular gelatinoso se alcanza a distinguir por el brillo que produce la bioluminiscencia del entorno acuático.
Los biólogos estiman que la talla que puede llegar a alcanzar esta especie poco conocida oscila entre un centímetro y más de 8 metros, como el ejemplar que llamó la atención de los buzos neozelandeses y pasó a formar parte de su video.
Después de su inesperado hallazgo, los buzos dieron aviso a las autoridades costeras de Nueva Zelanda. Foto: YouTube