Sociedad
Overoraptor, el nuevo dinosaurio hallado en la Patagonia que permitirá conocer más sobre el origen de las aves
Los restos fósiles fueron localizados al noroeste de la provincia de Río Negro y datan de hace 90 millones de años
Un nuevo dinosaurio hallado en Patagonia aportará nuevos datos sobre la radiación de los paravianos de Sudamérica. Se trata del Overoraptor chimentoi, hallado en rocas del Cretácico superior, unos 90 millones de años de antigüedad, en el noroeste de la provincia de Río Negro, Argentina, en la cara sur del embalse Ramos Mexía.
Los primeros restos de este dinosaurio fueron hallados en 2013 durante una breve expedición a las márgenes sur del embalse Ezequiel Ramos Mexía, realizada por el equipo del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (LACEV – MACN) dirigidos por el doctor Fernando Novas y el técnico Marcelo Isasi, ambos del CONICET. Debido a la falta de tiempo, solo pudieron colectar algunos elementos del esqueleto, en especial una pequeña garra afilada de la pata, que indicaba que se trataba de un dinosaurio “raptor”.
En febrero de 2018 y gracias al soporte de la National Geographic Society, el licenciado Matías Motta, becario doctoral de CONICET, encabezó la expedición donde paleontólogos, técnicos y estudiantes del LACEV, CONICET y la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”, dieron con más restos del mismo ejemplar. Se recuperaron más materiales del esqueleto incluyendo vértebras, elementos de las cinturas escapular y pélvica, como así también huesos del ala y de las patas. Estos nuevos materiales revelaron rasgos anatómicos únicos en comparación con otros raptores, lo que permitió nominar al nuevo dinosaurio como Overoraptor chimentoi, (“overo” alude a que los huesos del ejemplar tenían manchas oscuras y blancas) y en honor al doctor Nicolás Chimento, quién fuese el descubridor de los primeros fósiles de esta especie en 2013. El estudio fue publicado recientemente en la revista científica alemana The Science of Nature.
Matías Motta, becario doctoral de CONICET del Museo Argentino de Ciencias Naturales e investigador que encabezó la expedición, contó: “Parte de los restos de esta especie fueron hallados en 2013, en base a una expedición que lideró el doctor Fernando Novas y el técnico Marcelo Isasi, ambos del CONICET, Museo Argentino de Ciencias Naturales”. “En esa primera expedición ellos encontraron restos de un dinosaurio chiquito, entre ellos una garra y en 2018 pudimos volver, para encontrar más restos de este animal”, agregó.
Una vez que los encontraron realizaron estudios anatómicos para ver la morfología y determinaron que se trataba de una nueva especie para la Argentina por sus características únicas, diferentes a otros dinosaurios conocidas. “Se trata de un dinosaurio raptor, que se caracteriza entre otras cosas por contar con una garra afilada en el dedo índice de sus patas que sería fundamental para depredar a sus presas, elemento bien conocido en el velocirraptor”.
“El Overoraptor también tiene características únicas como un brazo bien alargado, con elementos más ingráciles, muy similares a lo que serían hoy las alas de las aves. Cuando estudiamos a fondo la anatomía del ala del Overoraptor encontramos diferencias con otros dinosaurios raptores ya conocidos para Sudamérica que se llaman unenlágidos, familia en particular que vivieron acá pero que no tienen estas características del Overoraptor, pero sí las tienen las aves”, explicó Motta.
El investigador detalló: “La evidencia científica nos indica que este dinosaurio podía realizar movimientos en el ala, en el movimiento de estos brazos, muy similares al de las aves, nosotros no creemos que el Overoraptor haya volado, se trata de un animal corredor por sus patas que son gráciles, muy similares a los de un ñandú”.
Los paravianos son un grupo de dinosaurios carnívoros que incluyen a los famosos “raptores” como el Velociraptor y las aves, grupo que sobrevivió a la extinción de finales del Cretácico y se encuentra hoy distribuido por todo el globo. Por su parte, los “raptores” se extinguieron probablemente como consecuencia del impacto de un meteorito hace 65 millones de años dejando fósiles de al menos 5 familias distintas. La relación de parentesco entre los distintos grupos de raptores y las Aves es, aún hoy, tema de debate entre los paleontólogos.
En Argentina, los únicos representantes de “raptores” conocidos hasta el momento eran los unenlágidos, dinosaurios con cráneos alargados y munidos de pequeños dientes cónicos. Los unenlágidos incluyen formas del tamaño de un pavo como el Buitreraptor, otros del tamaño de una ñandú, como el Unenlagia, hasta “raptores” gigantes como el Austroraptor, de unos 5 metros de largo.
El estudio anatómico del Overoraptor indicó que se trataba de un animal pequeño, de alrededor de 1,5 metros de largo aproximado, provisto de largos brazos y patas. Al igual que otros dinosaurios raptores, era un veloz corredor y, como sus parientes los unenlágidos, sus patas portaban una gran garra curvada y filosa en el segundo dedo. Sin embargo, al analizar los brazos del Overoraptor, se encontraron rasgos avianos relacionados con el vuelo, lo cual sorprende al tratarse de una especie corredora. Es muy probable que sus brazos hayan sido capaces de realizar movimientos complejos y como ocurre en las aves actuales, se hayan plegado automáticamente a los lados del cuerpo.
Al igual que las aves voladoras, los brazos del Overoraptor eran capaces de moverse de manera acompasada para conseguir mayor balance y precisión. Esta capacidad de realizar el “plegado automático del ala” en un animal corredor indicaría que en primera instancia habría tenido otra función que la de volar, como la de equilibrio durante la carrera, tal como lo hacen aves corredoras como el ñandú.
Por otro lado, el análisis realizado por los investigadores indicó que el Overoraptor se encuentra cercanamente emparentado con Rahonavis, un raptor del Cretácico de Madagascar. Ambos dinosaurios tienen en común un pie de tipo raptor y brazos similares a las alas de las aves, representando un avance evolutivo que no estaba presente ni en los unenlágidos ni en los velocirraptores del hemisferio norte. Este resultado abre la posibilidad a la existencia de un nuevo grupo de dinosaurios paravianos distribuidos en África y Sudamérica y que eran desconocidos hasta la fecha.
“En estas rocas que datan del Cretácico superior, de unos 90 millones de años atrás, hallamos una gran cantidad de otros vertebrados, otros fósiles, contando por ejemplo lagartos, tortugas, cocodrilos y otros tipos de dinosaurios como los de cuello largo que son más grandes que el Overoraptor, de unos 12 metros de largo, y que ocupaban un nicho y atacaban a presas más grandes”, especificó Motta, y agregó: “El Overoraptor vivía a los pies de estos gigantes dinosaurios que conocemos en la Patagonia y las presas que atacaría este dinosaurio -que era carnívoro- eran lagartos y algún que otro animal más pequeño”.
El descubrimiento del Overoraptor ayudará a los investigadores a conocer mejor la serie de cambios anatómicos que ocurrieron en el linaje de dinosaurios que condujo a las aves, mostrando que muchos rasgos que se creían presentes únicamente en aves voladoras ya habían evolucionado en dinosaurios corredores como el Overoraptor.
“Cuando hicimos el análisis filogenético de este dinosaurio, es decir de parentesco para ver como se emparentaba con otros dinosaurios parecidos, encontramos que era muy similar a uno en particular denominado Rahonavis de Madagascar, también del Cretácico superior, y esto habla de una relación entre estos dos continentes (América del Sur y África), y que hay un clado -agrupación que contiene un antepasado común y todos los descendientes- no conocido hasta la actualidad de dinosaurios raptores para el hemisferio Sur”, resaltó Motta.
Los materiales fueron hallados en campos pertenecientes a la empresa SIMA Ingeniería, quienes brindaron un formidable apoyo logístico a los exploradores. Los trabajos llevados a cabo contaron con la aprobación de la Secretaría de Cultura de Río Negro, y los fósiles descubiertos son patrimonio del Museo de Ciencias Naturales de General Roca.
El equipo de investigadores está compuesto por Matías Motta, becario doctoral CONICET en el Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, Federico Agnolín, Investigador Adjunto CONICET en el Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados – Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” y Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”, Federico Brissón Egli, Técnico CONICET en el Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados – Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” y Fernando E. Novas, Investigador Principal CONICET en el Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados – Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”.
Según adelantó Motta, “los restos del dinosaurio ahora están en el Museo Argentino de Ciencias Naturales en el barrio porteño de Caballito por préstamos de estudio pero son patrimonio de la provincia de Río Negro y apenas podamos vamos a devolverlos, al Museo Provincial Carlos Ameghino, de la ciudad de Cipolletti, Río Negro“.