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Sociedad

Ya venden remedios en kioscos y supermercados, pero se abrió un gran interrogante

  • El nuevo derecho contemplado en el decreto presidencial ya es utilizado en algunos comercios que no son farmacias.

Hace más de dos meses, el Gobierno reglamentó la venta de analgésicos y antiácidos en comercios no habilitados formalmente como farmacias, de lo que se desprende que kioscos y supermercados podrían estar interesados en dispensarlos. En estas líneas, los efectos de esa normativa, que por ahora enfrenta sectores muy diversos, solo unidos en este momento por la dramática caída del consumo.

La conclusión luego de una gran ronda de consultas por distintos sectores (kioscos, supermercados, laboratorios, farmacias, funcionarios de las carteras de Salud) es que la medida del Gobierno de Javier Milei no se aleja mucho de su impronta general disruptiva, a veces perturbadora. El tema, en efecto, no tiene del todo contento a nadie.

La reglamentación aludida (decreto 63/2024) salió publicada en el Boletín Oficial en enero y aportó precisiones (quizás para afianzar o robustecer, a falta de una ley aprobada en el Congreso) los trazos livianos sobre la dispensa de productos farmacéuticos, ya plasmados en el tan cuestionado decretazo 70/2023.

Dicho en criollo, el Gobierno primero anunció que liberaba la venta de ciertos medicamentos por fuera de las farmacias y en enero sumó detalles sobre cómo se implementaría el polémico asunto.

Polémico, principalmente, a los ojos de las farmacias y los colegios farmacéuticos, a quienes la dispensa de analgésicos y antiácidos por fuera su gobierno les implicaba una pérdida del ya alicaído territorio comercial.

Desde una de las cámaras que agrupa a laboratorios afirmaron que las farmacias seguirán siendo el canal de venta. Foto: Emmanuel FernándezDesde una de las cámaras que agrupa a laboratorios afirmaron que las farmacias seguirán siendo el canal de venta. Foto: Emmanuel Fernández

Hay además quienes critican la imprecisa redacción del decreto, que solo dice “analgésicos y antiácidos”, sin las necesarias aclaraciones del caso.

¿Qué se entiende por analgésico y qué, por antiácido? El texto no lo detalla.

El primero de esos casos, el ancho mundo “analgésico”, da lugar a una ambigüedad importante. Desde cierto punto de vista, un analgésico puede ser tanto aquel remedio de venta libre que se autoclasifique como tal (paracetamol, ibuprofeno…) como el que tiene a la analgesia entre sus efectos.

Es que, “analgesia”, aclara la Real Academia Española, es la “falta o disminución de las sensaciones dolorosas, que no afecta los demás sentidos”. Así, un antiespasdómico para el dolor estomacal (como el famoso Sertal), aunque uno a priori no lo llamaría “analgésico”, contrarresta el malestar de base.

A las disconformes que explicaron lo anterior se suman otros, como la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos (CILFA), una de las más grandes del sector. Eduardo Franciosi, su director ejecutivo, fue preciso.

El decreto sólo permite vender en kioscos y supermercados analgésicos y antiácidos.El decreto sólo permite vender en kioscos y supermercados analgésicos y antiácidos.

“No hay ningún interés”, remarcó, en alusión a la posibilidad de sortear el canal de venta tradicional y subrayó: “El canal natural para la dispensación (de analgésicos y y antiácidos) son las farmacias”.

Sin embargo, ¿qué opinan los kiosqueros?

Medicamentos en los kioscos, una puja histórica

Hace casi 15 años (nos remontamos a esos días en los medios escribían “kiosco” con “q”) este diario informaba que la Legislatura porteña había votado en contra de la venta de analgésicos en esos comercios, una práctica hasta entonces usual, que ya en ese momento se consideraba a contrapelo de la incumbencia lógica de los farmacéuticos.

A favor de la norma votó la oposición porteña, mientras que el oficialismo (entonces como ahora liderado por el PRO) votó en contra.

El decreto de Milei se reencuentra con posiciones históricas encarnadas en actores conocidos. Los farmacéuticos y laboratorios, de un lado; los kiosqueros (ahora con “k”), del otro. Para sumar un poroto al análisis, los últimos tienen a su favor el atinado argumento de esas góndolas de farmacias tupidas con golosinas.

Adrián Palacios, al frente de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), explicó que no tienen noticia de que haya kiosqueros vendiendo medicamentos.

Pero hay. Al menos en la ciudad de Buenos Aires, en donde algunas cadenas grandes y otros particulares confirmaron a esta cronista tener analgésicos y antiácidos a la venta. No están exhibidos y los tienen a resguardo de los cambios de temperatura y humedad, como exige el decreto de Milei.

Palacios confirmó que hay interés del sector por sumar productos farmacéuticos a sus estantes, pero no como lo propuso el Gobierno.

“Estamos interesados en vender analgésicos y antiácidos pero también otros productos de venta libre y complejos dietarios, como los que se venden en las dietéticas”, explicó.

Compartió una lista de medicamentos que querrían sumar. Además de las varias versiones de ibuprofeno, paracetamol y aspirina incluyó antiespasmódicos, antimigrañosos, diversos tipos de antiácidos y los típicos antigripales de venta libre, cuya efectividad fue, en algunos casos, cuestionada.

Palacios también consideró endeble sacar una medida de esta envergadura por decreto y de un modo tan inespecífico: “Querríamos que el tema pasara por el voto de los diputados y senadores nacionales y que cuenten con nosotros para ver cómo articularlo con el Ministerio de Salud de la Nación. Luego, que pase por los ministerios provinciales, de modo que los kiosqueros puedan acceder a cursos de capacitación”.

La venta de remedios en los supermercados

La Cámara Empresarial de Desarrollo Argentino y Países del Sudeste Asiático (CEDEAPSA), entidad que representa a los supermercados chinos, confirmó a este medio su interés por sumar la venta de fármacos a sus comercios.

Asocian la medida con un alza potencial de sus ventas y, en cierto sentido, con una cuota de justicia, podría decirse, ya que -aclararon- algunas cadenas de farmacias hace tiempo comercializaban alimentos y bebidas, mientras que ellos no podían vender un simple comprimido para el dolor de cabeza.

En los supermercados grandes la posición es diversa. Una cadena grande, con presencia en todo el país, explicó que “en principio, no” porque la venta de remedios exige “demasiados requisitos a cumplir y se torna no conveniente”.

En otra afirmaron que no tienen interés porque implicaría un control adicional contra los robos en los salones de ventas, pero principalmente porque buena parte de sus locales ya tienen farmacias. “Esa necesidad está cubierta”, señalaron.

En una tercera cadena, también presente en buena parte del país, se mostraron abiertos: “No se descarta. Es cierto que piden varios requisitos, pero los márgenes (de rentabilidad) son altos. Si el volumen acompaña…”

Venta de analgésicos en kioscos de CABA y la provincia de Buenos Aires

Aunque el reciente decreto tenga el alcance de una ley nacional, su implementación concreta requiere la adhesión de las jurisdicciones.

Mientras la ciudad de Buenos Aires hace años intenta que la dispensa de medicamentos quede bajo su gestión -y deje, así, de depender de Nación, cuestión que en este momento los limita para tomar una posición con respecto al tema de estas líneas-, en la provincia de Buenos Aires, el tema parece “cerrado”.

Desde la cartera que conduce Nicolás Kreplak lo explicaron de un modo muy claro: “En la Provincia, la ley de farmacias regula el ejercicio de la profesión. Se busca profesionalizar y jerarquizar la dispensa de medicamentos”. Remarcaron, así, que no consideran sumarse a la propuesta del Gobierno nacional.

PS

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